Por Ana Claudia Machado (*)

Como en un juego implacable, 
una luz caníbal 
viene a enceguecerla, 
y le cae desde el pecho, 
transversal. 
Hay sobras de viento 
que barren guadales viejos. 
Rebusca la mirada 
que se apoya en ningún lado 
mientras escribe 
mensajes para botellas. 
La niña se sienta 
al costado del mundo, 
se apoya en una columna 
de espaldas a todo.
Arma sus días con poesía 
y arrorró.
Llora en el exilio 
y allí se guarda 
para atisbarse. 
Juega con otros solos
a desenredarse las raíces 
y hacen ovillos de sal y miel.
Ella es nudo de su árbol.
Corteza.
Otra hoja.
No sabe 
que la descendencia impar
le orbita las sienes,
flota en un tiempo distinto.
No sabe 
que ella también es raíz. 

(*) Ana Claudia Machado, escritora. Puntana por adopción, rosarina de nacimiento. Soy facilitadora de talleres para el autoconocimiento y la Respiración Consciente. A principios del 2019 publiqué mi primer libro de poesía ¨Infinito pixelado¨. Participé de dos Antologías, la Antología de cuentos de ciencia ficción y fantasía, ¨CoLiPuCiFa ¨ y ¨No tan Silenciosos¨ con textos de asistentes al Taller Literario Silenciosos Incurables del Centro Cultural La Vía. Escribo desde que tengo uso de razón. La escritura decodifica y pone en evidencia lo poderoso en mis profundidades.