“La Carbonilla” un campeón muy esperado
Por Sebastián Reynoso
Corría el año 1928 y todo el Barrio Estación se vestía de fiesta y no era para menos, porque con tanto sacrificio y esfuerzo se había conquistado el tan anhelado campeonato de Primera División. Los simpatizantes todos complacidos dieron cuenta del gran esfuerzo efectuado por el equipo representativo de “Pacífico” que ha coronado así sus esfuerzos durante todo el año. Si bien había iniciado, si se quiere, con algo de mala suerte, no tardó en reaccionar y así es como pudo acreditar sus chances frente a rivales aguerridos como Sportivo, Aviador y el propio Estudiante.
Pacífico había conquistado así el mejor galardón en su vida como club futbolístico: el título de Campeones de Primera División, todos los campeonatos de ese año quedaron en el barrio Estación, demostraban con ello de que existía una manifiesta superioridad en aquellos muchachos sobre los del centro. Y sin embargo, en Pacífico no hubo hombres para integrar el combinado que fuera a la Capital Federal a disputar el Campeonato Argentino de 1928. Vaya ironía de aquellos
dirigentes.
Se clasificó campeón con 19 puntos. Nueve partidos ganados, uno empatado y uno perdido frente a Estudiantes, a quien venciera después tres veces. La epopeya se dio con 31 goles a favor y 10 en contra.
El equipo estaba integrado por Ángel Soria; Artides Tenorio, Eduardo Baglioni; Pedro Valenzuela, Isaac Velázquez y Juan Pizarro; Reynaldo Vaga, Casimiro Suárez, Amado Ríos, Humberto López y Ernesto Vaccaro, éste identificado por muchos como el mejor jugador del campeonato.
La carbonilla ardió de entusiasmo, cada purrete, cada vecino, hombres, mujeres, niños y niñas saltaban y bailaban de emoción ante la conquista tan preciada de la palma triunfal. Varios coches, autos, motocicletas, bicicletas, etc., en manifestación recorrieron las distintas calles dando gritos y vivas a sus triunfadores, “La Petrolera”, foco indiscutido de los carbonilleros, recibió a los triunfadores con aplausos, hurras y gritos. Las bebidas festivas corrían como parte del folclore, los hinchas, menos se ufanaban por agasajar a sus favoritos, y mientras unos pronunciaban discursos, los demás daban hurras estruendosas.
A la hora de la cena baile por las celebraciones del título, jugadores y dirigentes de Pacífico se reunieron alrededor de una mesa servida a la criolla, cuyo plato principal era un cordero obsequio del “hincha” Gerardo Ávila. Especialmente invitados asistieron los señores Olagaray, Aguilera, Costero, Frigieri y el réferi, el señor Lerenz Martínez. A los postres, el señor Olagaray hizo un oportuno brindis saludando a los campeones del año 1928. Jugadores y socios dieron hurras y la noche culminó en un baile inolvidable. Aquél histórico día, “La Carbonilla” del Barrio Estación ardió de entusiasmo.
