Macarena Acevedo, 23-10-2022
Mi nombre es Macarena Acevedo, nací el 8 de agosto de 1982 en la ciudad de San Luis. Mi casa paterna es en el Barrio Jardín San Luis, viví ahí hasta los diecisiete años, posteriormente me fui a vivir a Mendoza para estudiar, volví y seguí estudiando Artes Plásticas en el Polivalente de Arte. Estudiaba Ciencias de la Educación y como no era lo mío volví al arte, empecé a estudiar literatura en el Instituto de Formación Docente, donde me quedan pocas materias, trabajaba en la Sedronar y al mismo tiempo hacía cursos de manicurista.
Llegó la pandemia y para nuestra pareja fue difícil, él se quedó sin trabajo, yo no podía recibir a nadie en mi casa para hacer las uñas así que decidimos buscar algo para generar un ingreso. Vendíamos pan, comida, hicimos de todo. Cuando se flexibilizó un poco, busqué algo más distendido porque el ámbito gastronómico es muy estresante, a él lo llamaron de nuevo a trabajar por lo tanto me quedé sola haciendo comida y era un montón para mi. Arranqué haciendo sahumerios, después mezclando hierbas y le conté a una vecina/amiga de la facultad, a ella le hacía probar y le gustaba, encontré un local que vendía té en hebras, lo mezclé y me encantó. Di con un curso de “tea blender” online, lo hice, lo amé, me encantó, vendía sahumerios artesanales e infusiones.
Iris Yapura me invitó a la feria “Emprendedoras al Frente”, recuerdo haber llevado cinco frascos en ese momento, fui y los vendí a todos, fue cuando pensé que eso era para mí. Mi pareja empezó a vender los sahumerios y se quedó con esa parte, me dediqué de lleno al blend de té y empecé a probar más sabores, persona que iba a mi casa le hacía probar un té. Las mezclas de té llevan un proceso dentro de taller, se prueban los sabores hasta llegar al sabor deseado. Así surge “Amar-Té” como marca, inicialmente tenía otro nombre, pero apareció un negocio que tenía el mismo nombre y para que no se confundiera y no hubiera problemas con los nombres, lo cambié.
Una compañera y una amiga que también es emprendedora, ella hace velas de soja que son una delicia, lo dijo, y me encantó para usarlo de nombre. Si necesito un blend dulce, lo que busco es un sabor específico, los ingredientes, o si quiero un beneficio como descansar mejor, a partir de eso busco su nombre, su descripción. Si no fuera por la pandemia no hubiera empezado y haber dejado lo que estaba haciendo, en otro momento no sé si me hubiese animado a algo tan nuevo y que realmente disfruto; dejarlo todo y largarme a emprender, fue todo muy obligado y a la vez muy lindo, hoy por hoy puedo decir que disfruto muchísimo lo que hago.
Me gusta la búsqueda del beneficio a través de la hierba, me gusta la idea de vivir naturalmente. Muchos confunden tea blender con somelier de té, uno es el que prueba y distingue diferente té y de cualquier parte del mundo, el primero es quien mezcla y busca sabores específicos. Nuestros productos son naturales, tenemos catorce variedades y no tienen aditivos químicos ni saborizantes, difícilmente se encuentre sabor a chocolate blanco porque esos son saborizantes, los míos están saborizados con frutas, flores, especias, hierbas, el resultado del sabor puro. Antes de hacer las pruebas químicas voy primero a la experiencia sensorial, es una búsqueda de conectar al blend con una emoción. Uno de mis últimos blends se llama “Nompehuenu”, es una palabra mapuche, tiene la base de té verde, canela, jengibre y manzana roja, es delicioso, abrazador, cálido, muy rico, está dedicado a mi abuela, ella tenía la costumbre de terminar de comer y darme un trozo de fruta como si fuese un caramelo, significa del otro lado del cielo. Cada sabor no solo es una referencia al sabor en sí, sino también nos trae recuerdos o referencias emocionales.
La base es té misionero de hebra quebrada, el resto de los ingredientes los compro en la verdulería, las frutas y demás, tengo un deshidratador solar así que con mucho tiempo y anticipación hago cortes de manzana, los deshidrato y los utilizo, por supuesto las especias las compro en diferentes lugares que confío, en el resto las trabajo yo, la naranja, limón, frutilla, arándano, jengibre, todo muy artesanal y manual, con un cuidado y prolijidad para que quede equilibrado y perfecto.
Un sueño que tengo es tener mi propia casa de té, que puedan probar no solamente mi marca sino diferentes tipos de té del mundo, disfrutar una taza de té y también disfrutar el momento. Nuestro medio de venta es directa en las ferias de la provincia, y en redes sociales, Instagram como amar.te.ok, Facebook como amar.te.sl. Quiero decir que se puede vivir de un sueño, de lo que uno ama, emprender es el camino, de verdad, me enorgullece haberlo hecho.