Reportajes

Mariela Cros-19-03-2023

Soy Mariela Cros, tengo 38 años, nací en Buenos Aires. Durante mi infancia me crie en la zona de Bella Vista, que es parte del Gran Buenos Aires. En 2003 llegamos a San Luis, fui la primera en llegar de la familia base, si bien estaban mis abuelos, luego vino mi hermano, mi papá y por último mi mamá. Ya viviendo acá descubrí que tengo sangre sanluiseña (sonríe), porque mi abuela pertenece a la familia Olguín y a los Fels de Villa Mercedes. Eso me llevó a investigar dónde habían vivido y recuperar la sangre puntana.

Estoy casada desde 2009 con Braulio, mi pareja, tenemos a Fidel (11) y Juana (7). Mi papá se llama Alejandro Cros y mi mamá Silvia Almasia, él es comerciante en Carpintería junto a mi hermano Fede, tengo un hermano músico, Seba, que vive en Córdoba, y mi madre es docente.

Me vine a Carpintería al terminar el secundario en Buenos Aires, quería estudiar turismo en Merlo y como habían venido mis abuelos, me gustó y ya me quedé. Pero hace 12 años que vivo en San Luis Capital y mis hijos nacieron aquí.

Me recuerdo como una niña tímida, poco sociable que creció en un barrio donde había muchos adultos y pocos niños y niñas. Sí rescato que pude estudiar teatro desde los 10 años y eso me ayudó con la timidez. A partir del teatro me empecé a soltar un poco más, lo disfruté por más de 10 años.

La primaria la hice en una escuela pública cerca de mi casa, la número 10 en Bella Vista, y después fui a una secundaria en San Miguel. Estudié la carrera de Gestión Hotelera en Merlo, recuerdo que pensaba: me recibo acá y me voy a viajar por el mundo, (ríe). Trabajé mucho tiempo en gastronomía, con mis abuelos teníamos en Carpintería una pizzería chiquita, con huerta propia de dónde sacábamos los insumos. Trabajé también en el Flamingo, en el Arenas de La Punta. Estudié en la Universidad Nacional de San Luis la carrera de Psicología, aun no termino porque “pasaron cosas” (ríe), como la crianza de los hijos, pero lo tengo pendiente. Estudié la Licenciatura en Mediación y Resolución de Conflictos en la ULP, estoy cerca de presentar la tesis. Actualmente, es muy reciente, pero trabajo para la Subsecretaría de Desarrollo Comunitario dentro de la Jefatura de Gabinete de la Nación.

En 2017 comencé a militar en el Movimiento Evita. Me acercó mi papá a la militancia. Lo que militamos también tiene que ver con la economía popular que atraviesa cuestiones como las tareas de cuidado, la agricultura familiar, la producción textil, también gastronómica. Y con el empoderamiento de las mujeres, y el pensar también que hay otra economía posible que no es la economía tradicional. Creo que hay otras formas de inventarse el trabajo todos los días y eso también moviliza la economía. Me he involucrado con el movimiento en los barrios, hago la gestión de proyectos productivos, mi formación me ayuda en eso.

Practicamos el feminismo popular, (ese que tal vez esté más alejado de lo académico) con las cosas que hacemos, con el abrazar a una compañera, con el cuidado integral de las niñeces, de las infancias, de los adultos mayores, a través del trabajo más socio-comunitario. Que las compañeras aprendan a hacer tareas de albañilería, a realizar obras, como la construcción de un SUM significa mucho, mejora su calidad de vida y no están esperando que alguien venga y les solucione en ese sentido, lo que aprenden lo llevan a sus casas.

Cuando planteamos las Femiferias, pensamos también en un espacio de cuidado de niñeces, para que la compañera pueda ir a comercializar su producción. Estos son espacios amplios, no cerrados solo a nuestra organización de Mujeres Evita, si cerramos no crecemos, se necesita difusión, el espacio es de todos. Es un pensar colectivo. Un poco mis ganas de ser gobernadora del Movimiento Evita, en el sublema del Partido Justicialista, se inspiran en eso. El Movimiento Evita tiene como base una construcción colectiva, con un peronismo que retoma a las bases del peronismo de Evita, tiene que ver con la justicia social, con el vivir con más derechos e igualdad. El lema Tierra, Techo y Trabajo lo estamos repensando a la luz de este siglo.

Una tierra para producir nuestros alimentos, nuestra soberanía alimentaria, a eso vamos. Si vamos a hacer un barrio, pensemos en un barrio accesible, en todos los sentidos. Que tenga acceso a la luz, a los servicios básicos, las cloacas, internet, que ahora también es un servicio básico, que tenga transporte, que tenga educación, que tenga seguridad. Tener en cuenta la bioconstrucción que es más amigable con el planeta también. Y con el trabajo de la economía popular, poder repensar qué trabajo para este siglo, para este San Luis, qué es lo que nosotros podemos producir, qué es lo que llamamos trabajo, y cómo nos identificamos.

A mí me da mucha rabia la injusticia. O sea, con la injusticia desde un fallo judicial formal, hasta la injusticia de la vida ¿Por qué? ¿Por qué la vida es tan injusta con esta gente?, ¿con esta compañera? Estoy convencida que la forma de revertir lo que nos molesta es involucrándose. Porque si uno solamente se queda en la indignación, el enojo y la bronca, primero que te hace mal a vos, y si vos estás mal no podés ayudar a nadie. Por lo menos te involucrás. Y me siento una privilegiada, pude estudiar tres carreras en la educación pública, tengo casa, auto, niños sanos, ¿qué puedo aportar?, eso lo vas aprendiendo al involucrarte.

El compromiso y la militancia descubrí que viene de familia, tenía diez años y recuerdo que mi abuela hacía el taller de la mujer y era una conmemoración del 8M en una biblioteca pública en San Martín donde vivía ella. Mi abuelo ponía un salón a disposición para que las infancias y jóvenes recibieran clases de ajedrez, esas acciones van quedándose en una, están allí aunque no lo sintiera como algo sistematizado.

Me emociono cuando mi hija quiere acompañarme, es más feminista que yo. Va a las marchas. También la música nueva me llega de ellos, me agarran el celular y me hacen conocer música.

Me emociono también cuando recuerdo a mi abuela Delicia, me conmueve profundamente pensar en ella que falleció en 2008, la última vez que lloré por ella fue recientemente en terapia, pensando en qué pensaría de mí. Falleció joven, me da como bronca saber que podría haber sido distinto, sentir que ella podría compartir mi vida y disfrutar de mi hija y de mi hijo.

En el tiempo libre nos gusta ir al campo, a El Trapiche, al río generalmente.

San Luis es una provincia que a mí me dio muchas posibilidades de crecimiento, es una provincia que quiero mucho y donde elegimos vivir, y tener hijos, nuestros proyectos. Cuando uno tiene la posibilidad de elegir siente más tranquilidad.