Eduardo Galeano y dos grandes artistas, dos grandes mujeres
La Columna de Iris
Alfonsina
1935-Buenos Aires
A la mujer que piensa se le secan los ovarios. Nace la mujer para producir leche y lágrimas, no ideas; y no para vivir la vida sino para espiarla desde las ventanas a medio cerrar. Mil veces se lo han explicado y Alfonsina Storni nunca lo creyó. Sus versos más difundidos protestan contra el macho enjaulador.
Cuando hace años llegó a Buenos Aires desde provincias, Alfonsina traía unos viejos zapatos de tacones torcidos y en el vientre un hijo sin padre legal.
En esta ciudad trabajó en lo que hubiera; y robaba formularios del telégrafo para escribir sus tristezas.
Mientras pulía las palabras, verso a verso, noche a noche, cruza los dedos y besaba las barajas que anunciaba viajes y herencias y amores.
El tiempo ha pasado, casi un cuarto de siglo; y nada le regaló la suerte. Pero peleando a brazo partido Alfonsina ha sido capaz de abrirse paso en el masculino mundo. Su cara de ratona traviesa nunca falta en las fotos que congregan a los escritores argentinos más ilustres.
Este año, en el verano, supo que tenía cáncer. Desde entonces escribe poemas que hablan del abrazo de la mar y de la casa que la espera allá en el fondo de la avenida de las madréporas.
Isadora
1916-Buenos Aires
Descalza, desnuda, apenas envuelta en la bandera argentina, Isadora Duncan baila el himno nacional.
Una noche comete esa osadía, en un café de estudiantes de Buenos Aires y a la mañana siguiente todo el mundo lo sabe: el empresario rompe el contrato, las buenas familias devuelven sus entradas al Teatro Colón y la prensa exige la expulsión inmediata de esta pecadora norteamericana que ha venido a la Argentina a mancillar los símbolos patrios.
Isadora no entiende nada. Ningún francés protestó cuando ella bailó la Marsellesa con un chal rojo por todo vestido. Si se puede bailar una emoción, si se puede bailar una idea, ¿por qué no se puede bailar un himno?
La libertad ofende. Mujer de ojos brillantes, Isadora es enemiga declarada de la escuela tradicional, el matrimonio, la danza clásica, y de todo lo que enjaule al viento. Ella baila porque bailando goza, y baila lo que quiere, cuando quiere y como quiere, y las orquestas callan ante la música que nace de su cuerpo.
Memoria del Fuego III: El siglo del viento
Eduardo Galeano nació en Montevideo, el 3 de septiembre de 1940 y falleció 13 de abril de 2015. Fue un muy notable periodista y escritor uruguayo, y profundamente latinoamericano. La verdad que todas sabemos quién fue Galeano, y cuántas cosas buenas hizo. Pero, entre todas, elegí dejarte estas líneas entrañables sobre dos grandes mujeres. Rebeldes, geniales. Además, al cumplirse 50 años de la publicación de “Las venas abiertas de América Latina”, la editorial Siglo XXI sacó una edición especial con un formato más grande, márgenes para anotaciones y en su interior viñetas del ilustrador Tute, quien las diseñó a lo largo de 2020 especialmente para este aniversario. Cuesta bastante guita. Lo que hice fue volver a leer una edición muy viejita que tengo en mi biblioteca.