Relatos mínimos de cuando la ciudad era pequeña
Recuerdos de Semana Santa en la década de 1950
Creencias antiguas nos rondaban y alimentaban la imaginación infantil. Se colaba desde el mundo campesino tan cercano a la ciudad la creencia por la cual, en recuerdo del relato bíblico de la tentación de Eva a través de una serpiente, el Viernes Santo era día de salir a la siesta a matar víboras en los lugares cercanos a la ciudad, en donde el monte y la tierra arenosa ganaban espacio. La religiosidad popular consideraba que de ese modo se contribuía a que nos fueran perdonados los pecados.
Un texto de Leticia Maqueda
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