En memoria de Johann Sebastian
Les Luthiers se despide con una gira internacional en la que lleva a su histórico integrante ficticio. Mastropiero, ¿dirá adiós también?
Por Agustina Bordigoni
Después de 55 años en los escenarios, Les Luthiers anunció su despedida. La decisión fue tomada por Carlos López Puccio y Jorge Maronna, los dos históricos que aún quedan en el grupo. “No va a ser fácil dar por concluido este maravilloso trabajo que disfrutamos desde muy jóvenes, ni despedirnos del público que nos sigue y apoya, pero Mastropiero merece descansar después de tantos años de aventuras”, dijo al respecto Maronna.
El espectáculo se llama “Más tropiezos que Mastropiero”, en alusión al músico que Les Luthiers inventó y que los acompañó en varios de sus espectáculos. El personaje ficticio que compuso tantas canciones, se queda sin sus compañeros.
¿A qué se dedicará el compositor ahora, si ya era parte fundamental del conjunto? ¿Seguirá componiendo o plagiando las obras de Günther Frager? ¿Quién dará a conocer sus románticos boleros?
Mastropiero come de todo
Se cree que Johann Sebastian Mastropiero nació un 7 de febrero, y que apareció por primera vez en 1968. No se sabe a ciencia cierta si esa es la fecha, tampoco si tuvo más hermanos que su gemelo, Harold. Tal vez alguien lo sepa, pero quien escribe esta nota en este momento lamentablemente no lo sabe.
Harold Mastropiero era un mafioso que vivía en Nueva York. Explotaba un local en el que funcionaba un cabaret clandestino, un salón de juegos prohibidos y un centro de apuestas ilegales, que en realidad oficiaba como pantalla para ocultar su verdadera fuente de ingresos: un almacén. Así lo cuenta su biografía, no la autorizada, sino la que presenta Les Luthiers.
El compositor Mastropiero nació. No se sabe en qué siglo, pero nació. Tampoco se sabe si sigue con vida. Lo que sabe es que es un conocido compositor, y que su nombre es una combinación de Johann Sebastian Bach y el apellido de un antiguo personaje inventado por Marcos Mundstock, llamado Freddy Mastropiero.
Aunque sobre esto tampoco hay unanimidad. “Su nombre de pila, Johann Sebastian, es materia de discusión, ya que también fue conocido por otros nombres: Peter Illich, Wofgang Amadeus, etcétera. Por ejemplo, firmó su tercera sinfonía como Etcétera Mastropiero”, afirma en su web el grupo que lo hizo internacionalmente famoso. “Lo único que se sabe con certeza sobre Mastropiero es que el Viernes Santo de 1729, la catedral de Leipzig fue testigo del estreno de una ‘Pasión según San Mateo’ que, definitivamente, no le pertenece”.
Tuvo distintos períodos de inspiración, como señalaba Rabinovich en uno de sus grandes monólogos. Durante uno de esos períodos, poco conocidos, compuso su célebre “Laisy Daisy”.
A lo largo de su carrera Mastropiero se hizo fama de artista espiritual, pero con métodos poco claros. Eso sí, su ambición fue tenaz, tanto como una tenaza. Además de chocar con la bici, también lo hizo con las vicisitudes más adversas que le tocaron en suerte.
Endeudado, compuso en Nueva York la siguiente obra:
Be my Lazy Daisy, you´re my perfect set.
Be my Lazy Daisy, be my pet
Don´t be mean cause you´re my queen
Come on move yourself
Leave your blues, what´s the use of being on the shelf
Be my Lazy Daisy, doing what you do
I’m completely crazy, just for you
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Mastropiero y la planificación familiar
Según cuenta la historia oficial, que es pobre en detalles familiares, el padre de Mastropiero siempre se opuso a la carrera artística de su hijo. “En la época en que Johann Sebastian componía una opereta rusa su padre le envió una carta en que le pedía encarecidamente que abandonara la música. El compositor se vio obligado a optar entre su familia y la música, y eligió la música, para desgracia de ambas. Terminó de componer la opereta, y a fin de evitar más conflictos con su familia se dispuso a firmar con un seudónimo: Johann Severo Mastropiano”, cuenta Les Luthiers.
Enterado el padre de esta situación, le mandó otra carta en la que le decía: “́́Hijo mío, si usas ese seudónimo, todos sabrán que no solo soy el padre del compositor, sino también el padre de un imbécil’. Johann Sebastian reconoció que esta vez su padre tenía razón, y se cambió el seudónimo: firmó la opereta como Klaus Müller. Esto solucionó por fin el problema con su familia, pero le acarreó demandas penales de treinta y siete familias de apellido Müller”.
Probablemente por una historia familiar complicada, con un padre que no lo aprobaba y un hermano mafioso, Johann Sebastian se decidió a escribir la “Cantata de la planificación familiar”, con una serie de instrucciones:
Lo mejor para ser pocos
son las píldoras, píldoras…
anticonceptivas
Las hay blancas y rosadas,
hay celestes, coloradas,
las hay de todos colores,
delicados sus sabores,
todas brindan con ternura,
esterilidad segura.
Mastropiero y el plagio
Si de una cosa se lo acusa a Mastropiero, además de ser un mal compositor, es de plagiar gran parte de sus obras. Incluso, su propia autobiografía.
El periódico «Actualidad musical» se refirió a Mastropiero en términos muy elogiosos. Pero luego se retractó. “Donde dice de inspiración arrebatada como otros compositores románticos, debe decir ‘arrebatada a otros compositores románticos’. Y donde dice su copiosa producción, debe decir ‘su copiada producción’”, leía Marcos Mundstock antes de presentarlo.
La principal víctima de estas copias fue y será Günther Frager. “Curiosamente este caso y otros por el estilo, que nos muestran a Mastropiero plagiando a Günther Frager, ha llegado hasta nosotros a través de la propia autobiografía de Mastropiero. Y no es que se arrepienta y confiese su culpa, sino que su autobiografía es una copia textual de las memorias de Günther Frager”, aseguraba Mundstock.
Pero los más fieles seguidores del compositor, del que se desconoce su nacionalidad, lo defienden: “quienes amamos a Mastropiero creemos que muchas de estas conductas que se le atribuyen en realidad le son totalmente ajenas. Probablemente sean de Günther Frager.
El bolérolo “Perdónala” es una de las obras en disputa:
No querría con Esther seguir viviendo
Nuestra vida fue amarga como hiel
Esa tarde, cuando ya se estaba yendo
Confesó que ella nunca me fue fiel
Compréndela, ten calma
Fueron solo 20 hombres hasta ayer
Y piensa que en el fondo de su alma
Esa muchacha es una dulce mujer
Más tropiezos que Mastropiero
El espectáculo con el que Les Luthiers se despide hace honor al músico compositor de casi todas sus canciones. Y, sin dudas, a sus múltiples tropiezos.
Mastropiero compuso tangos, boleros y operetas, y hasta llegó a cantar en el Vaticano, donde fue excomulgado.
Fue amigo de una duquesa, para la que compuso por encargo “La bella y graciosa moza marchose a lavar la ropa, la mojó en el arroyuelo, y cantando la lavó. La frotó sobre una piedra, la colgó de un abedul”.
Admirado por su poder de síntesis, podríamos llegar a admirarlo siempre. Casi tanto como admiramos a Les Luthiers.
Sus canciones seguirán sonando en cualquier video que el grupo dejó de legado para un público fiel, como no lo fue Esther. Podríamos perdonarla, pero esa es otra historia.
Con un músico tan prolífico, en sus composiciones o sus plagios, realmente el tema de Mastropiero todavía da para más. Pero también sabemos que es momento de terminar con todo esto.
Todo esto, ¿qué es esto?
Esto es todo.
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