Reportajes

Elsa Carolina Ferrer,21-05-2023

Me llamo Elsa Carolina Ferrer, nací en plena dictadura militar y hoy estoy a un poco más de la mitad de la vida. Me cuesta asumir que el tiempo ha pasado y prefiero reservar mi edad, no por misteriosa, sino por coqueta.

Por cuestiones laborales de mis padres viví en algunas localidades de Córdoba en mi primera infancia.

Durante la etapa de mi educación primaria, también pasé por varios establecimientos escolares; en Sierra Grande, Río Negro, en San Francisco del Monte de Oro, localidad de San Luis, y en escuelas hogares de dos parajes de La Pampa.

Sí, lo sé, tuve una vida nómade, de un lugar a otro, acumulé kilómetros y muchas vivencias distintas. Sin embargo, a medida que crecí me fui estabilizando, sin por ello dejar de aprender y conocer diferentes realidades.

A mi formación en el nivel secundario la realicé en Sierra Grande, Río Negro, los primeros tres años en la querida Escuela Técnica Industrial N°7 y los dos restantes en la Escuela Comercial N°9, en donde egresé con el título de Bachiller en Gestión Empresarial.

Posteriormente me vine a estudiar a San Luis, sin tener muy claro qué hacer con mi vida. Me gustaba la política, la economía y la literatura. Los libros me salvaron del aburrimiento cuando era una niña y residía en parajes o lugares desolados.

Mi imaginación viajaba y podía vivir muchas vidas en una sola, a través de los clásicos de aventura y también de los textos de teatro. Las danzas clásicas también fueron un bálsamo para canalizar mis inquietudes artísticas. En cada lugar fui feliz, atesoro momentos y personas, en mi corazón y en mi memoria.

Pensé que desde el periodismo podía abarcar todas mis áreas de interés. Además, también me intrigaba cómo los discursos de los grandes líderes políticos (Perón, Balbín, Alfonsín, entre otros) cautivaban a las masas. Por eso me decidí por la carrera de periodismo en la Universidad Nacional de San Luis, paralelamente estudié comercio exterior.

La salud me jugó una mala pasada y tuve que dejar una de las carreras. Me abracé al periodismo y me recibí de Periodista Universitaria, porque aspiraba a trabajar en una redacción de un diario.

Por un breve tiempo trabajé en el Diario Popular de San Luis y Diario La U, que circulaba en el ámbito universitario. Las crisis y las oportunidades abrieron otros caminos y un día me convocaron para hacer entrevistas en un programa sobre el Plan de Inclusión Social en Canal 13, San Luis Televisión. Luego de recibir algunas capacitaciones con profesionales de Telefé y Canal 9, pasé a integrar el plantel del área del noticiero de la emisora estatal, en donde continúo actualmente.

Al principio cubría todo tipo de noticias, en la jerga se nos llama “generalistas”. Después me propusieron abocarme a los sucesos culturales. Allí desempeño todo tipo de tareas: columnista, reportera, movilera, productora, redactora y cada vez que puedo también colaboro con las tareas de edición. También participo en programas magazines de la señal puntana, con coberturas e información sobre eventos y novedades culturales.

Me cuesta creer haber dejado atrás a la niña retraída que fui, haber superado mi timidez y exponerme ante las cámaras y los micrófonos, y voy por más. Mi próximo objetivo es generar algún espacio cultural propio en las redes sociales.

Esta profesión me ha traído grandes satisfacciones, principalmente amigos muy valiosos. Además, conocer a personalidades famosas y relevantes en sus disciplinas artísticas. Con algunos ha quedado una excelente relación y cuando vienen a San Luis comparto más que una nota. Se apaga la cámara y la charla es más extensa, con almuerzo o cena de por medio, son momentos que atesoro en mi memoria y en una que otra fotografía. También disfrutar de una buena obra de teatro, recital o concierto, una presentación de un libro o una exposición de pinturas o fotografía, o de una proyección de un documental o película, porque el arte en todas sus dimensiones me conmueve y a veces abandono la objetividad de un crítico, una cualidad tan presente y deseada en los que hacemos periodismo, y me emociono hasta las lágrimas con alguna interpretación.

Hoy siento que estoy arraigada a San Luis, como un árbol eché raíces, no sólo por los lazos de vida que forjé o por la estabilidad y el crecimiento profesional y laboral que he logrado, lo más importante; me enraiza un hijo, un puntanito, que crece con muchas posibilidades de “ser”, de elegir y de desarrollar su potencial en nuestra querida provincia.

Desde pequeña, viviendo en tantos lugares diferentes, mi lugar en el mundo, el lugar al cual regresaba siempre y sentía que estaba en casa, es San Francisco del Monte de Oro, el pueblito de mis abuelos, que me conecta con el amor en estado puro, lugar en el que pienso vivir en unos años más.