Este es el caso de don Pedro Gualdoni, un muchacho que a los 19 años se vino de un pueblo cercano a Milano (Italia) a nuestro Villa Mercedes cuando empezaba la última década del Siglo XIX. Establecido en la esquina de calles Ayacucho y Pueyrredón a instancias de su mujer que hacía pan casero para ayudar la economía de este hombre, que había llegado con el oficio de sastre y luego se convirtió en un panadero exitoso en poco tiempo. Logrando una producción que proveía a la Policía, al Ejército que tenía su cantón en la actual 5ª Brigada Aérea, a las escuelas. Mandaba las galletas de campo a las estancias del sur y por el ferrocarril a todos los pueblos del Valle de Conlara.
La rasqueta
Por Roberto Tessi
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