Néstor Demo (*)

Mis ojos escalonados advierten, poesías de renglones y diversos estantes, con niveles imprecisos y reveladores. 
Se despliegan amenidades en sus formas, caracterizadas, independientes, originales; buscando salida, entre líricas narraciones. 
Los abandonos quedan desprotegidos y se iluminan caminos, por recorrer y descubrir. Tal vez éstas, sean oportunidades. Las encrucijadas del silencio, entre un sueño y el despertar. 
Tal vez la muerte llegó antes que la vida y la nada se veló en relieve, ocultando su ingeniosa paliación. 
Tal vez entre mis desechos de lágrimas y vestigios, se fueron las caricias que jamás soñé o las carcajadas de un estiércolario, orgulloso de morder aquellos labios, de una boca que jamás besé. 
Están los estantes, sobrevientes de alguna tragedia, que mesen aquel cuerpo, que es sustancia, que se busca y no se advierte. 
Hay desorden y una esfera, detrás del patio, con su respectivo péndulo, bajo el ángulo. Son señales que no debo desconocer. 
Los espejos, que se confunden, sé que no mienten, me preocupan, por que los veo asustados; cuando las sombras se protegen, detrás de la humareda o de algún destello rudimentario, buscando orientación. 
Todo queda entre manos y dedos que dibujan y muerden, un recuerdo incompleto, con muchas escaleras y un silencio abstracto, que hasta ahora, no atina ninguna dirección.

(*) Néstor Demo, médico, pediatra. Amante de la literatura y apasionado por la música.