Editorial, La Aldea y el Mundo, San Luis

De un notable investigador puntano

Editorial

José Román Guiñazú fue un investigador para quien la corteza terrestre constituía una fuente inagotable de enigmas y desafíos que él trató de descifrar. Durante su larga y fructífera vida logró, con tesón, estudio y dedicación, desentrañar algunos de esos misterios que tanto lo apasionaban.

Nació en San Francisco del Monte de Oro, en 1897. Fueron sus padres don Celestino Guiñazú y Vicenta Arce Loyola. Fue el hijo mayor de siete hermanos, entre los cuales se destacaron por su labor docente, Marcelino y Octavio.

Realizó los estudios primarios en su pueblo natal y desde entonces puso de manifiesto una sobresaliente inteligencia y dedicación, cualidades que evidenció toda la vida. El Colegio Nacional Juan Crisóstomo Lafinur de la ciudad de San Luis lo tuvo entre sus mejores alumnos. En esa institución se graduó de bachiller.

Posteriormente inicia la carrera de Medicina pero debe abandonarla en tercer año por razones económicas, según refieren sus familiares. En esos años se casa con Alcira Farías Astudillo; de este matrimonio nace un hijo, Julio, quien fallece muy joven.

Radicado en Buenos Aires, comienza a trabajar entonces en el instituto de la Dirección de Minas, Geología e Hidrología de la Nación que era dirigido por un comprovinciano de gran trayectoria, Franco D. Pastore. A partir de su incorporación a esta repartición nacional inicia sus investigaciones con gran seriedad en sus planteos y profundidad en los temas, lo cual hizo que sus estudios trascendieran.

Según cuenta su sobrina, la profesora Nilda del Carmen Guiñazú integró la comisión de geólogos presidida por un científico de renombre, el doctor Carl Caldenius, profesor de la Universidad de Upsala y del Instituto Geocronológico de Estocolmo, Suecia. Con esta comisión y como invitado de Caldenius, realizó viajes de estudio en la Patagonia, Tierra del Fuego y sur de Chile desde los años 1924 a 1931, y entre 1945 y 1948, donde también estudió la costa atlántica argentina, uruguaya y brasileña.

En 1936, Franco Pastore recomienda a un grupo de geólogos la elaboración de un mapa geológico y geográfico de nuestra provincia. En esa comisión intervinieron el geólogo francés Deletarig y el ingeniero y topógrafo sueco Swerk, entre otros.

De los innumerables trabajos presentados en distintas oportunidades a dicho instituto, podemos darnos cuenta de que recorrió y estudió profundamente la provincia, en particular los departamentos de Ayacucho y Belgrano.

Falleció en Buenos Aires, a los 94 años. Por su aporte a la cultura y en reconocimiento a su valiosa trayectoria, la Escuela Secundaria de La Calera, departamento Belgrano, lleva su nombre.

(De “Personalidades de San Luis que dejaron huella”, de Susana Pérez Gutiérrez de Sánchez Vacca. Colección Bicentenario. San Luis Libro).

José R. Guiñazú.