Toni Funes, el hombre de negro y un bajo
Viviendo en medianoches, retrospectiva de un intérprete de canciones mágicas
Por Polaco Altavilla
Siempre se verá caminando vestido de negro y un estuche del mismo color, que puede ser cómodo como para colgar un bajo en la espalda, o uno más alto que él si lo que carga es el contrabajo, pero Toni Funes no pasará desapercibido yendo a un ensayo o un concierto.
El bajista nació en San Luis pero de pequeño viajó a Buenos Aires y conoció otro modo de vida: trabajar de la música, y con el tiempo, a recibirse “en la universidad de la calle”.
“Toco el bajo porque es lo mejor, las frecuencias graves me sedujeron a temprana edad y tocarlo me llena mucho”, destacó Toni del instrumento rítmico. “Entendés que sin bajo eléctrico, sin la frecuencia grave, los grupos pierden una parte fundamental. Somos el cimiento de cada agrupación, uno siente eso y es fantástico”.
“El bajo y contrabajo están muy emparentados… pero es otro mambo tocar contrabajo”, reveló el músico que se formó de manera autodidacta, y según elogian sus colegas: tiene buena memoria para las canciones.
“Me hice así de pibe, siempre escuché, tengo mucha oreja, se me grababa todo lo que escucho. Recuerdo repertorios de otros grupos en los bolos”, rescató de su faceta artística.
“¿Seré un buen improvisador? no lo sé, no me gustaría opinar sobre mí mismo al respecto”, dijo con una sonora carcajada.
“Soy un estudiante, un conocedor, la música nunca se deja de estudiar, es lo mejor que hay en la vida”, contó Toni, que tiene como fuerte dos proyectos en diferentes estilos.
“Caseros Blues” lo tiene motivado, “me llena el corazón, hacemos un repertorio propio”, manifestó, a diferencia de “Suburbanos Jazz”, en el que tocan standars del género. También integra “Los Cuatro Fantásticos”, el cuarteto rockero sesionista de “Saxofónicos”, con estudiantes de la escuela de saxos de Fabio González. “Son proyectos que me encantan, estamos al palo y listos para ir a cualquier evento que nos inviten”.
“De pendejo tuve que laburar de otras cosas, hasta fui plomo de bandas ¡de todo hice! de adolescente laburé más que de grande”, comparó sus inicios con la actualidad. En el recuento aparecen figuritas conocidas del ambiente nacional.
“Vi a V8 a los 14 años, a Iorio antes que armara Hermética, a Pappo, Vox Dei, Rata Blanca. Los seguía a todos hasta que a los 17 descubrí el Jazz. No dejé de escuchar Rock pero al Jazz empecé a estudiarlo a mi manera”, reveló Funes, que debutó artísticamente en un escenario a los 15 años, en La Plata, con su banda heavy, Victory.
La despedida bonaerense fue en “Haley”, un viejo reducto ultra metalero, y tras ese show volvió a su provincia.
“De pibe me mandaba a un viejo bar -no me dejaban entrar porque era menor- en el que hacían jazz y me abrí a otras músicas para descubrir más estilos”.
En su retorno formó Café Express Blues Band; con el tiempo integró Los Mártires, junto al recordado guitarrista “Pichi Blackmore” (Rodolfo Piscitelli), y en otra aventura sónica acompañó al cantante Miguel Pedernera en Miguelitos.
“Tocamos tres años furiosos de rocanrol, fue genial, un lindo y hermoso recuerdo”, expresó Funes, que en distintas formaciones tocó tres veces en el ciclo de conciertos del Salón Blanco: con el grupo del saxofonista “Pato” Rodríguez, con la solista Daniela Garro, y con La Escuela de Saxofones.
“Conocí a muchos personajes en la calle”, destacó de sus aventuras con una gran sonrisa, y de Pichi y Miguel le quedó en el recuerdo la confianza que le dieron al llamarlo para tocar, dijo con pena, emocionado y a la vez contento porque esas presencias todavía se recuerdan.
Le levantó el ánimo saber que hacían rock and roll y porque la vida estaba ahí mismo, en esos ensayos y shows en los que daban todo. “Hacíamos lo que pide el rock and roll, esas tres palabras eran muchas cosas, escribíamos tanto que hay temas que se llevó y no pudieron darse a conocer”, confesó Toni.
Las anécdotas y las aventuras artísticas son imborrables, pero el pasado es para contarlo y el futuro para vivirlo con toda la cultura posible. Funes auguró que vendrán “años de rock, blues y jazz”, siempre con la mirada hacia adelante y con el bajo colgado al hombro. “Es lindo que en San Luis hagamos esas expresiones musicales que tanto amamos”, manifestó el artista, que hoy también integra el grupo folk Danny y Los Garrones (con Daniela Garro) y la banda de Heavy Metal Alquímico, Avattar.