La Aldea Antigua, San Luis

Aeroplanos sin piloto

La Opinión, agosto de 1923

Hace algún tiempo dieron mucho que hablar unos ensayos de telemecánica efectuados en los Estados Unidos de América. Durante estos ensayos se consiguió que un avión evolucionara durante tres horas seguidas sin piloto.

Los experimentos de dirección de aviones a distancia por medio de las ondas hertzianas no son nuevos. Ya durante la guerra, unos ingenieros franceses se habían dedicado a este problema,  llegando a obtener resultados que se aproximan mucho a la solución.

La paz trajo un obligado paréntesis a las investigaciones, que no pudieron ser reanudadas hasta 1920, durante cuyo año el aeródromo de Buc se realizaron experimentos concluyentes de dirección y mando a distancia de aviones.

Desde entonces los estudios e investigaciones han continuado en el silencio de los laboratorios y hoy día el problema se halla a punto de ser resuelto definitivamente gracias a técnicos de gran valía, a quienes el Estado francés ha apoyado eficazmente.

En la actualidad vuelven a hacerse experimentos en el aeródromo de Etampes, a 50 kilómetros de París, sobre un avión de guerra “Viñón” tipo octavo. El aparato evoluciona solo en todas direcciones, se aleja del aeródromo hasta perderse de vista y vuelve dócilmente y vuelve dócilmente a su nido.

Arriba: Winston Churchill, David Margesson y otros esperan para ver el lanzamiento de un dron objetivo de Havilland Queen Bee, 6 de junio de 1941. Abajo izq.:  Drone de la década de 1920. Der.: Un cabo de la Real Fuerza Aérea muestra los controles de un Havilland DH-82B Queen Bee, mientras un piloto oficial observa

Es un espectáculo realmente maravilloso ver cómo esta máquina hecha de materiales sin vida, evoluciona y se mueve sola en el espacio, cual si estuviera dotada de humana inteligencia. El hombre desde su puesto de mando en tierra transmite su pensamiento con un simple gesto al avión, y este lo recoge y obedece.

Fácilmente se comprende que la dirección a distancia de los aviones podría ser, en la guerra, un formidable medio de ataque aéreo, puesto que permitiría bombardear al enemigo en muy larga distancia, por detrás de sus mismas posiciones, sin arriesgar la vida de un solo hombre.

Tan admirable invento no constituye una nueva arma de guerra, sino un perfeccionamiento que se aplicará a la aviación comercial, esto es, al transporte de correspondencia y mercancías, tan solo como los grupos monopropulsores utilizados en los aviones ofrezcan las suficientes garantías de funcionamiento. Indudablemente, la utilización de telemecánica en la dirección de los aviones destinados al transporte postal y de mercancías será, en el porvenir, de uso corriente en todas las partes, para mayor prosperidad de los pueblos.