Una tal Ramona Montiel
Editorial
Al tiempo que Berni contaba la historia de Juanito Laguna, también incorpora en sus pinturas a otro personaje: Ramona Montiel, quien hace su primera aparición como figura protagónica en un cuadro que pasa casi desapercibido en medio de la muestra -entre el 27 de abril y el 16 de mayo de 1959- que dedicó al tema de las reses: La boda. Para el vestido de la novia había usado parte de la mantelería de su propia casa.
Tal vez haya ayudado a que se convirtiera en personaje el hecho que una muchacha de diecisiete años, Inés Quesada Zapiola fuera la única que intentara comprarla en su momento. Ramona es tan pobre como Juanito.
Ramona probablemente provenga de la misma villa donde vivía Juanito o la que vino del interior en la búsqueda de un futuro mejor, y se encontró con alguien que le ofreció una vida aparentemente fácil. No es tanto una prostituta en el sentido convencional, sino una mujer que usa su cuerpo para sacar ventajas, económicas y sociales.
En el cuento “El viaje” que Berni escribió y fue publicado en La Opinión Cultural el 10 de agosto de 1975, Lucía, la protagonista, es seducida para que ingrese a esa vida cuando llega a Buenos Aires con su hijo mayor, llamado Juanito como el que lleva a Laguna como nombre de pila. Pero no sólo Ramona será el símbolo de esa mujer francesa, rusa o polaca que viene en la época de la inmigración, también lo será de aquella muchacha de barrio que, atraída por las luces del centro de la ciudad y seducida por algún galán, se convertirá en “flor de noche y cabaret”, como ocurre en la mitología tanguera que expresa, por ejemplo “Milonguita”.
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También puede representar aquella costurerita que dio aquel mal paso del poema de Evaristo Carriego de 1910. Ramona es, en sus comienzos, una costurera. Pero es un personaje libre, dispuesta a no pertenecer a ningún hombre que la haga trabajar y que se quede con lo que obtiene de su cuerpo.
Con Ramona, Berni deja en parte el collage para usar la xilografía, adornada con collages y con zonas donde se percibe un relieve.
También abandona los elementos de descarte que usa en Juanito y los reemplaza por materiales de segunda selección, telas que aparentan ser lujosas y no lo son. A Ramona la seduce el lujo, pero sólo puede acceder a materiales que lo simulan. Berni se vale para las vestimentas y los entornos de Ramona de encajes, sedas, brillos, que dan a sus cuadros una falsa sensación de opulencia. En un comienzo, la presentará a ella sola: “Ramona obrera” (1961), “Ramona costurera” (1962), “Ramona pupila” (1963).
Antonio Berni. Biografía de Grandes Creadores. Ñ.