Falleció el histórico dirigente peronista Oraldo Britos
Su partida generó expresiones del arco político y gremial que lo destacan y honran. Desde aquí lo recordamos con un texto que compartiera en plena pandemia
La Opinión/El Diario de La República
El legendario dirigente del Partido Justicialista de la ciudad de Villa Mercedes, Oraldo Britos, falleció este jueves a la edad de 90 años en una clínica de la Ciudad de Buenos Aires donde estaba internado.
El 24 de agosto de 1933 nació en Villa Mercedes. Llegó a ser diputado y senador nacional, comenzó su actividad política como gremialista ferroviario cuando en 1958 llegó a ser secretario General de las 62 Organizaciones Peronistas en Villa Mercedes.
Entre los años 1959 y 1963 fue delegado de la Unión Ferroviaria ante la C.G.T. en Villa Mercedes y luego alcanzó la vicepresidencia del PJ de San Luis entre 1963 y 1966. En el período 1965-1967 fue secretario General de la C.G.T. en Villa Mercedes.
El primer cargo en la política lo obtuvo en las elecciones de 1973 cuando fue senador por San Luis y en 1975 fue Secretario General del Movimiento Nacional de Juventudes Ferroviarias Peronista en Villa Mercedes.
Presidió el PJ de San Luis entre 1975 y1982, y luego presidió el Congreso Provincial del partido hasta 1984 a la vez que fue secretario del Congreso Nacional del Partido Justicialista.
Entre 1983 y 1986 fue otra vez senador por San Luis y presidió la Comisión de Trabajo y Previsión Social del Honorable Senado de la Nación.
También durante el año 1985 presidió el Consejo Nacional del Partido Justicialista.
Entre 1986 y 1995 se mantuvo como senador y entre 1992 y 1995 llegó a ser vicepresidente del Honorable Senado de la Nación. Luego fue diputado de la Nación por San Luis entre 1995 y 1999.
Desde La Opinión queremos recordarlo con uno de los últimos escritos que compartió con nosotros en plena pandemia de Covid-19, en mayo de 2020
La discípula
Nélida de Miguel celebró sus 100 años. Una luchadora de la dignidad y la igualdad ya tiene su lugar en la historia. Aprendió junto a Eva Perón el amor por el trabajo social por los humildes y aun vive la militancia como convicción.
Por Oraldo Britos
El domingo 10 de mayo Nélida de Miguel cumplió 100 años. Los celebró junto a sus dos hijas, Mónica y Patricia, siete nietos y cinco bisnietos. También la acompañó Margarita, su eterna y fiel secretaria.
Nélida es un ser humano con valores ejemplares, tanto en el orden social como en el político, varias generaciones valoraramos sus cualidades de amor y solidaridad con los más humildes. Es un privilegio ser su amigo.
Queremos homenajearla recordando algunos hitos en su vida que son parte de la historia de este país y del movimiento peronista.
El Secretario del gremio de la Carne, Eleuterio Cardozo sabía recordarla cuando en el Congreso de la CGT, en 1957, Nélida se sumó junto a un puñado de mujeres a la barra que entonaba la marcha peronista al derrotar a las pretensiones de Aramburu de quedarse con la Institución madre de los trabajadores y nacían las 62 Organizaciones.
Su padre era militante socialista y concurría, acompañado por su joven hija Nélida, a las primeras charlas que ofrecía el entonces Coronel Perón, que desde la Secretaría de Trabajo había logrado acercarse a destacados dirigentes gremiales socialistas. Nélida había ingresado como empleada en el Instituto Malbrán, y ya despertaba en ella los principios de igualdad y dignificación de los trabajadores, cuando logró ser convocada para ser oficinista en la citada Institución en 1938, le exigían tener 18 años de edad cumplidos, por lo que debió utilizar una sana picardía, alteró el mes de mayo en su documento por el de marzo, cumplía el resto de las condiciones solicitadas por la administración, entre ellas la de dactilógrafa.
Cuando se producen los hechos revolucionarios del 17 de octubre de 1945, Nélida y algunos de sus compañeros de tareas abandonaron su trabajo y se sumaron a una columna de trabajadores gasistas que pedían la libertad de Perón, cuyo destino era la Plaza de Mayo. Recibieron un fuerte llamado de atención desde los empleadores.
Junto a Evita, “Dama de la Esperanza”
Ramón Carrillo, quien después del triunfo de Perón, en febrero de 1946, asumió como Ministro de Salud de la Nación convocó a Nélida y la trasladó a las oficinas de Eva Perón, ubicadas en Perú 130. Se integró a un equipo de salud que colaboraba con la primera dama.
Cuando Nélida refiere a esta etapa de su vida, sus ojos se humedecen de alegría y manifiesta la importancia de su vivencia junto a Eva Perón.
Las tareas junto a Evita le otorgaban cada día más responsabilidad en el campo social. Las jornadas empezaban muy temprano y terminaban muy tarde.
El 18 de octubre de 1950 Eva Perón junto al Presidente de la Nación Juan Domingo Perón, le hace entrega del nuevo edificio de la CGT a su Secretario General, José Espejo.
Allí estaba Nélida y pudo escuchar a Eva Perón cuando dijo: “Hoy llego hasta esta casa con la emoción con que siempre he tendido la mano de peronista y de misionera del General Perón a los descamisados de todo el territorio de la Patria y lo hago en representación de la Ayuda Social, con la satisfacción del deber cumplido, al hacer entrega, oficialmente a la Confederación General del Trabajo de este monumental edificio que será cuna del justicialismo, porque su llama no se extinguirá mientras siga latiendo en un pecho el corazón descamisado”.
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El grupo que acompañaba a Eva Perón lo constituían unas 30 mujeres muy activas y preparadas para cumplir funciones sociales, sumándoseles la misión de armar el Partido Peronista Femenino. Viajaron a todas las provincias como Delegadas Censistas, con atribuciones para formar Unidades Básicas Femeninas, entonces fue designada Nélida de Miguel para organizar la provincia de La Rioja.
Pasa el tiempo, al observar Eva Perón la capacidad de Nélida en La Rioja, la traslada en las mismas funciones a la provincia de Tucumán.
En esta provincia multiplicó sus tareas en la constitución del Partido Peronista Femenino, respaldado por miles de mujeres, sin abandonar en ningún momento la función social. Además realizó gestiones para que se le concedieran comodidades en el tren para trasladar a 500 mujeres trabajadoras cañeras al acto del 22 de agosto de 1951, convocado por la CGT en la capital. Ella anticipó su llegada a Buenos Aires.
En esa ocasión Evita le adelantó que no iba a aceptar la propuesta para la vicepresidencia de la Nación. Esto sorprendió a Nélida, que entre sollozos, le manifestó que en todo el país se había trabajado para eso, pero el rostro de Evita lo decía todo, estaba realmente quebrada por una cruel enfermedad.
El acto del denominado “Cabildo Abierto”, en la Avenida 9 de Julio, era imponente, transcurría el tiempo de la larga espera y en primera fila se encontraban unas 40 mujeres Delegadas Censistas y fieles colaboradoras de Evita en un silencio total, dentro de un mundo de gente que expresaba la alegría de poder ubicar a la “Dama de la Esperanza” en la fórmula presidencial junto a Perón.
Finalmente, Nélida continuó trabajando junto a Evita, mientras el cáncer devoraba su salud, hasta que sus últimos días fue trasladada a una sala especialmente habilitada sobre la calle Austria, en la residencia presidencial. Junto a la reja de esa casa derramaron sus lágrimas ese importante grupo de mujeres cuando a las 20:25 horas del 26 de julio de 1952, Eva Perón pasaba a la inmortalidad.
Una comisión presidida por Nélida de Miguel decidió hacerle un monumento.
Testigo y protagonista
La vida de Nélida continuó tras la partida de Evita. Fue testigo y protagonista de otros hechos que hoy forman parte de la historia argentina. Vivió cuando los antiperonistas, produjeron con crueldad el bombardeo a la Plaza de Mayo, en junio de 1955, donde murieron más de 400 personas y unas 700 quedaron heridas.
Perón, tras el criminal atentado, envió una carta al Presidente del Consejo Superior del Partido Peronista, Alejandro Leloir, expresando que “han llegado hasta mí algunas afirmaciones de nuestros adversarios y enemigos políticos en las que condicionarían su actitud a mi retiro del gobierno.
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Siempre he sido un hombre propenso a escuchar y creo que, aun cuando estoy en mi puesto por la voluntad de la inmensa mayoría del pueblo argentino, cumple a la dignidad del cargo y al honor del hombre a ofrecer mi retiro”.
De inmediato Alejandro Leloir, Nélida de Miguel, Delia Parodi y Rodolfo Tecera del Franco, se presentaron en la residencia presidencial, discutiendo el delicado tema de la renuncia, lograron que el presidente Perón dejara sin efecto lo propuesto.
Desde ese día Nélida de Miguel organizó una habitación tipo santuario en su departamento de la calle Matheu al 800, donde guarda todos sus recuerdos de Evita, la llama “la piecita” y diariamente reza un rosario.
Allí conserva la máscara de Eva Perón que el padre del orfebre Juan Carlos Pallarols, Pedro, confeccionara en 1952, con la autorización de Perón, cuando el cadáver de Evita se encontraba depositado y custodiado por los trabajadores en la CGT.
Nélida de Miguel, después de estar detenida en Tucumán, participó activamente junto a los trabajadores en la resistencia peronista, donde era considerado su liderazgo. Durante el tiempo del secuestro del cadáver de Evita, junto a otros dirigentes, pusieron en vigencia la flor “no me olvides”, que llegó a ser emblemática para los militantes peronistas, entre ellos Arturo Jauretche que le dedicó un poema. Además, junto a Delia Parodi, supo recorrer el país, recibiendo el afecto de la masa peronista, destacándose por ser dueña de una oratoria persuasiva y doctrinaria.
El golpe militar de septiembre de 1955 despojó a Nélida de Miguel de su banca de diputada nacional, aunque en 1962 fue candidata a diputada nacional por la Capital Federal, pese a ganar, la elección quedó nula tras la presión militar.
Cuando el General Levingston, en junio de 1970, se hizo cargo de la presidencia de la Nación, había trascendido que los militares conocían dónde se encontraba el cadáver de Eva Perón, por lo que Nélida de Miguel junto a innumerable cantidad de compañeras, consiguieron que los gremios les confeccionaran afiches con el rostro de Evita que simplemente decía: “Dónde está”, aparte de la pegatina, esta frase caló hondo en los militantes de la resistencia peronista, generando movilizaciones de manifestantes que el gobierno catalogó como peligrosas por un posible desborde incontrolable.
En consecuencia, Nélida fue citada por Levingston en agosto de 1970 junto a un grupo de compañeras, donde se les aclaró el desconocimiento del gobierno militar, razones que nunca aceptaron ellas.
Siempre que viajé por cuestiones gremiales y políticas a Buenos Aires pude encontrar a Nélida junto a un grupo de compañeras compartiendo las actividades sociales, especialmente en la CGT.
En las elecciones del 11 de marzo de 1973, Nélida fue elegida Concejal en la Capital Federal, desde donde realizó una encomiable tarea en los barrios más humildes. Todo esto se terminó con el Golpe de Estado del 24 de marzo de 1976.
Los años no pudieron con Nélida, en 2005 se acercó a las 62 organizaciones que conducía Gerónimo “Momo” Venegas, Secretario General de la UATRE, que orgullosamente la presentaba como un ejemplo histórico del peronismo. Cuando este sindicato inauguró la Escuela Político Sindical de la UATRE en 2011, le concede un espacio a Nélida para desarrollar tareas sociales.
Causaba admiración su espíritu de trabajo solidario, siempre con una sonrisa, mostrando una juvenil energía, por lo cual era reconocida y recibía donaciones no solo de los sindicatos sino que todos los meses el empresario Eduardo Eurnekián le enviaba una camioneta llena de alimentos.
Una gran mujer ha celebrado 100 años, fiel discípula de Eva Perón, ejemplo vivo de los más importantes valores que debemos sostener los argentinos, felicidades Nélida, felicidades.