Verónica Fourcade (*)

Ojos tristes, ojos grandes, de color negro, ojos con alegría, ojos somnolientos, los de un amanecer ciudadano.

Ojos achinados, ojos color miel, ojos de mirada profunda, ojos infantiles, ojos preocupados, ojos de trabajo, los del ajetreo cotidiano.

Ojos azules, ojos marrones, ojos rasgados, ojos operados, ojos llorosos, ojos verdes en la ciudad, en cada casa, en casa espacio urbano que se cruzan y miran.

Ojos que denotan dolor, sufrimiento, ojos que expresan felicidad y alegría, ojos para imaginar futuros, ojos para crear.

Ojos para aplaudir, ojos para alimentarse, ojos para soñar, ojos para amar, ojos para dormir o para el insomnio y escribir poemas en la noche, mientras el amado o amada cierra sus ojos.

(*) Desde “mi pequeño país”, cada semana vuelo con mi mente y emociones a sitios impensados, fusionando los textos que escribo, con imágenes, personajes y espacios multicolores. Es para mí una experiencia apasionante que me moviliza a continuar descubriéndome y descubriendo nuevos caminos en los “Silenciosos Incurables”.