La Aldea y el Mundo, San Luis

Más cerca de una esperanza

Científicos argentinos estudian una posible mejora en la quimioterapia. De lograrlo, tumores cerebrales muy agresivos recibirán mejor los tratamientos

La Opinión/ La Voz del Sud

Un grupo de investigadores del CONICET identificaron un blanco que podría mejorar el desempeño de la quimioterapia en tumores cerebrales muy agresivos. En estudios in vitro y mediante la inhibición de una proteína, llamada humanina, lograron inhibir la multiplicación y migración de células de glioblastoma. Este es un tumor que afecta a cinco de cada cien mil adultos por año a nivel mundial. Actualmente, tras ser diagnosticadas las personas solo viven 12 meses.

La investigación fue publicada en la revista Cancers y en ella se explica que se está intentando mejorar el abordaje médico de este cáncer. Se calcula que esta enfermedad afecta a 100 mil adultos por año en el mundo y aún no cuenta con una terapia efectiva.

En el trabajo identificaron una estrategia que sería útil para desactivar la habitual resistencia del glioblastoma en la quimioterapia. Si bien se trata de un aporte realizado en el laboratorio, en el mediano plazo, podría implicar un auténtico punto de inflexión al abrir las puertas a una nueva terapia.

Según dieron a conocer los científicos se realizaron experimentos en cultivos de líneas celulares de glioblastoma murinas (de ratones) y derivadas de biopsias de pacientes. Allí se descubrió que una proteína, llamada humanina (y su receptor FPR2), inhibe el efecto terapéutico de la quimioterapia. Además también promueve la multiplicación y migración de ese tumor.

“Estas observaciones sugirieron que la humanina podría participar en todos los procesos que limitan el tratamiento quimioterapéutico de estos tumores” explica Marianela Candolfi, líder del trabajo.

“Por lo tanto podía ser un blanco interesante para mejorar esos tratamientos” agregó Marianela quien además es investigadora del CONICET en el Instituto de Investigaciones Biomédicas.

En estudios in vitro se bloquea esta proteína y su receptor y se comprobó que mejoró el efecto terapéutico de la quimioterapia. También se observó que inhibe su migración al resto del cuerpo.

“Nuestros resultados sugieren que el bloqueo de la humanina y su receptor FPR2 podrían ser estrategias interesantes para combinar con el tratamiento estándar” aseguró Candolfi. El próximo paso del estudio será la evaluación preclínica de eficacia antitumoral de esa estrategia terapéutica combinada. Si hay resultados positivos en esa fase se estaría preparando el terreno para un ensayo clínico.

La artista Caroline Ometz exploró los efectos del cáncer en las células, incluida esta pintura, “Orden al Caos”, que representa una célula sana (centro) siendo atacada por una célula amarilla con forma de cáncer.

Estudios in vitro

La terapia estándar que reciben los pacientes con glioblastoma consiste en la remoción quirúrgica del tumor cuando es posible, seguida de radioterapia y quimioterapia con temozolomida. Las limitaciones del tratamiento se deben, entre otras razones, a que estos tumores son muy difusos. La cirugía sólo puede remover la masa principal del tumor y sus alrededores. Pero un resto queda en zonas muy delicadas de difícil acceso y por lo tanto se convierten en fuente de recurrencias.

“La estrategia terapéutica apunta a que la quimioterapia tenga un mayor efecto terapéutico para las células cancerosas que no pueden removerse quirúrgicamente”, indica Candolfi. Mediante tecnologías moleculares, el equipo de investigación logró silenciar la expresión de humanina, que opera como “escudo protector” del glioblastoma. Pero también bloquearon su receptor (FPR2) usando un fármaco o inhibidor comercial.

“Todas las diferentes líneas celulares de glioblastoma con las que trabajamos tienen distintas lesiones genéticas que imitan la heterogeneidad que presentan los pacientes con estos tumores. En todas las células evaluadas, la inhibición de la humanina o de su receptor FPR2 mejoró sustancialmente la respuesta a la quimioterapia. Redujeron su proliferación y aumentando su muerte celular”, comentó la investigadora.

Los planes del grupo de investigación es estudiar la expresión de humanina y su receptor en biopsias de pacientes mediante análisis bioinformáticos. Como también experimentos con el fin de determinar si pueden también actuar como marcadores pronósticos del glioblastoma.

Junto a Candolfi trabajan en la investigación Jorge Peña Agudelo (becario doctoral Conicet), Adriana Seilicovich (Inbiomed), Matias Pidre (UNLP) y Guillermo Videla-Richardson (Fleni). Del estudio forman parte especialistas de las facultades de Ciencias Veterinarias y de Medicina de la UBA. Además tuvieron colaboración del Departamento de Química Biológica de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA.

Si todo va bien, en cinco años sería posible disponer de un fármaco 100 por ciento local. El que estaría disponible para los profesionales de la salud y ayudaría a los pacientes con tumores cerebrales. Un sueño que solo puede alimentarse de fondos públicos, pero también privados.