Expresiones de la Aldea, La Aldea y el Mundo

HISTORIAS QUE VIENEN DEL SUR

“La tierra es redonda y el lugar que parece el fin del mundo puede ser también el comienzo”.
                                                       Ivy Baker Priest

Adriana Annecchini Bausa

Patrimonio no es solo un edificio histórico, un museo, una obra de arte, es también el lugar donde se vive, y a veces para quererlo y para entender ciertas problemáticas, es necesario remontarse a sus orígenes, por lo que a través de esta investigación hago un breve recorrido  por la historia fundacional y génesis poblacional de las tres localidades que se erigieron en el extremo sur de la provincia de San Luis, Anchorena, La Verde y Arizona.

Es importante considerar que sus verdaderos fundadores, no fueron otros que maestro y maestras, el comerciante, el tropero, el peón de campo, el jefe del Registro Civil,  el juez de paz, el comisario, en fin, todos los que eligieron estas ignotas tierras para trabajarlas y vivir en ellas.

El Departamento Gobernador Vicente Dupuy, creado en 1949, con el nombre de Presidente Perón, con cabecera en Buena Esperanza, comprende las tierras del sur de San Luis, las que hasta fines del siglo XIX, fueron habitadas por los ranqueles, llamadas por ellos “Mamul Mapú”, (país del monte), y luego por los blancos: “tierra adentro”, “ el desierto” o “la frontera”, y a principios del siglo pasado, conocidas como la “travesía puntana”.

El Mamul Mapú se caracterizó  por la abundancia de algarrobos, caldenes, chañares, los que bordeaban lagunas y grandes médanos, así como por la existencia de agua dulce en las capas freáticas. 

Este lugar, lejos de ser un desierto, fue un hábitat natural propicio para la vida de los aborígenes que pasaron por él sucesivamente, hasta que a finales del siglo XVlll se asentaron los ranqueles, instalando su centro político en Leuvucó, aproximadamente a 35 kilómetros de Anchorena. 

Dentro del Mamul Mapú, estaban las tierras llamadas Carrilobo o Carriloó (médano verde), atravesadas por la rastrillada de las Pulgas, importante vía de comunicación, ya que a través de ésta se comercializaba el ganado de la región con Chile. 

En esta zona, luego se asentaron las localidades mencionadas.

Resabios de la Conquista

En Carrilobo gobernaba el cacique Ramón Cabral, también conocido como El Platero, famoso por ser el platero oficial del Imperio ranquelino. Aquí vivió hasta 1878, año en que se vio obligado a pactar con el Ejército  Nacional y se trasladó con toda su familia hacia Villa Mercedes. Ese año comenzó la llamada “Conquista al Desierto”, con el fin de ganar las tierras que eran habitadas por los aborígenes.

En abril de 1879, en el marco del proyecto llamado “Conquista al Desierto”, desde Villa Mercedes, San Luis y Fuerte Sarmiento Córdoba, partieron dos columnas al mando del coronel Eduardo Racedo y del comandante Rudesindo Roca con el fin de tomar el centro ranquelino de Leuvucó.

El 7 de mayo de 1879 fundaron el fortín San Pío en Ayllancó (conocido también como Nueve ojos de agua), eligieron ese lugar ya que los médanos servían de defensa y el agua era dulce y abundante. 

Los fortines fueron instalaciones de avanzada, muy precarias y temporarias que unían a los fuertes, construcciones más sólidas habitadas por dotaciones permanentes y más numerosas.

En febrero de 1882, donde antes estuviera el corazón del imperio ranquelino, el general Ernesto Rodríguez fundó la localidad de Victorica, primer pueblo fundado en La Pampa. 

Meses después se libra en Cochicó la última batalla contra los ranqueles.

Una vez logrado el objetivo de la campaña, la cultura indígena fue desintegrada, borrándose todo sentido de identidad, sus caciques muertos o encarcelados, sus enterratorios profanados, la mayoría de los prisioneros trasladados para trabajar como mano de obra barata en ingenios azucareros u obrajes madereros del norte. 

Las familias fueron separadas, utilizando a las mujeres y niñas para servir en casas acomodadas de la ciudad. Sus nombres fueron cambiados para evitar que reconstruyeran la historia familiar. 

Miles de vacunos quedaron fuera del peligro de los llamados indios y miles de leguas de tierras quedaron disponibles para repartir en premios militares o como recursos para equilibrar presupuestos fiscales o apremios financieros.

Los nombres de famosos poseedores de estas tierras: Yanquetruz, Mariano Rosas, Epugmer, Baigorrita, Pincén, Painé, Ramón Cabral, y tantos otros, fueron desplazados, y  llegaron nuevos dueños: los Anchorena, Pereyra Iraola, Alzaga Unzué, Santamarina, Bullrich, Cristophersen, Martínez de Hoz, entre otros

Numerosos grupos familiares, se convirtieron en latifundistas absentistas, es decir grandes extensiones de tierras en manos de unos pocos que las acapararon, pero no vivieron en ellas; la mayoría las administraban desde Buenos Aires. Unos pocos desde San Luis, ya que la oligarquía puntana también compró tierras en el sur, entre otros: Mauricio Orellano, Rafael Origone, Eriberto Mendoza y Santiago Betbeder, terrateniente mercedino, destacado por ser el primero que sembró alfalfa en el lugar.

En San Luis se le “ganaron” al indio 2000 leguas, que no se convirtieron en colonias agrícolas como se había proyectado, sus riquezas sólo sirvieron para acrecentar el latifundio de los ganaderos. Sostiene el profesor Néstor Menéndez, en su Breve Historia de San Luis, que a fines del siglo XlX, se procedió en forma escandalosa, a rematar las tierras del sur provincial.

Desde los primeros años del siglo XX, ni bien terminado el trabajo de mensura, se inicia el proceso de ocupación, puesta en valor y poblamiento efectivo, bajo una economía basada en una ganadería extensiva que utiliza mayoritariamente los pastizales naturales y de una agricultura de subsistencia. 

Fundaciones

Junto a la población ya existente, (compuesta por los pocos ranqueles que habían sobrevivido cambiando sus costumbres y a veces hasta sus nombres, para poder insertarse en sociedad),  fueron los gauchos, vendedores ambulantes, desertores, renegados, cautivos, peones de estancias y militares de muy bajo rango con sus familias, quienes se fueron quedando a medida que las tropas afectadas a la Campaña volvían a su lugar de origen, los que se aferraron a la tierra y se convirtieron en familias fundadoras, generando descendientes que hoy pueblan la región. 

Así, junto a la instalación de  las primeras casas de comercio, y la  organización del sistema de mensajería, surgen los primeros asentamientos urbanos y se valorizan los rurales, con la instalación de alambrados, molinos de viento, tanques australianos y nuevos planteles de ganado. 

En 1893, Juan Anchorena compra al Banco Colonizador 450.000 hectáreas, donando 5000 para la creación de un pueblo. El 25 de julio de 1902 por ley, durante el gobierno de Narciso Gutiérrez se crea el pueblo Anchorena, en las tierras donadas por los herederos Josefa Anchorena de Madariaga y Juan Esteban Anchorena. Los años anteriores  a la conquista, habitó estas tierras el cacique Ramón Cabral y su gente.

El 4 de diciembre de 1907. El Sr. Tomás Gómez, solicita destinar una parte de su propiedad denominada La Verde, para colonizarla de la manera que indica la ley de colonización, aceptada esta solicitud durante el gobierno de Esteban Adaro, se le autoriza a fundar una colonia agrícola dependiente y tributaria de Anchorena, que se denominó La Verde, por la laguna homónima, conocida desde tiempos remotos, por la calidad de sus aguas y cantidad de vegetación. 

Cuando pasó por el sur la expedición militar en la que venía el padre Pío Bentiboglio, capellán del ejército, relató que celebró misa en La Verde, donde encontró el paisaje más lindo de todo el recorrido. Habitaron este lugar las tribus del capitanejo Pereyra y del cacique Huenchenao. 

Por último, el 5 de septiembre de 1926, durante el gobierno de León Guillet, sobre tierras pertenecientes a Enrique Santamaría se funda Arizona, cuyo origen se encuentra en la llegada del Ferrocarril del Oeste, luego llamado Sarmiento, este es un pueblo, que a diferencia de los anteriores,  nace con actividad propia, “ser punta de riel”, por lo que en poco tiempo superó en trascendencia a las localidades vecinas. 

El ferrocarril del Oeste, partía desde Estación Once de Capital Federal. El objetivo de su trazado estuvo dado por la riqueza ganadera de la zona, también excelente proveedora de  leña para abastecer las locomotoras de la época que funcionaban a vapor.

Sin duda la llegada del ferrocarril fue un hecho de importancia trascendental para la zona, este medio de transporte era revolucionario en la época, por la rapidez y magnitud de sus cargas que le permitía transportar pasajeros y mercaderías, a la vez que permitía llevar leña y ganado. Su llegada cambió definitivamente la organización socio productiva de la región.

Como consecuencia de la llegada del ferrocarril se instalaron en esta zona varios aserraderos y fábricas de parquet, dando con ello comienzo a una explotación irracional del monte.

Para concluir, en el desarrollo de esta nota se pueden ver manifiestas algunas de las causas que le otorgan ciertas características a la región,  entre otras, la organización del territorio en grandes estancias, provocó la baja cantidad de población y el alejamiento entre un pueblo y otro, el acaparamiento de tierras en pocas manos incidió en el proceso productivo y poblacional. 

A diferencia de los pueblos del norte, las del sur son poblaciones nuevas, alejadas de grandes centros urbanos, y entre sí, la mayoría de ellas, con importante influencia de sangre extranjera sobre todo españoles, italianos, sirios y libaneses.

Además, ya sea por el trazado del ferrocarril, cercanía a La Pampa, o políticas identitarias insuficientes de los gobiernos provinciales, la influencia pampeana aún es muy fuerte en lo económico, social y cultural.

 Bibliografía

Annecchini Bausa, Adriana, “HISTORIAS QUE VIENEN DEL SUR”, Vlll Jornadas de Historia de San Luis, Merlo San Luis. 2013

Annecchini Bausa Adriana, “HISTORIAS DE ANCHORENA”, Ed.San Luis Libro, ed. 2014.