La noche que nos conocimos yo temblaba de miedo y frío a la sombra de un árbol apenas iluminado por una farola a pocos metros.
En mis audífonos sonaba una canción de piano, quizá de Chopin. Me distraje pensando en que recientemente había aprendido cómo se pronunciaba ese apellido; tantos años existiendo y diciéndolo mal. Cuando la canción acabó, inició otra que no reconocí, pero pareció hundir el arco del violín en el hueco que sentía en el pecho. Ignorando el nudo en mi garganta, me levanté y caminé sobre la grava del camino que atravesaba el parque que ahora estaba prácticamente vacío.

Cíclope, Por Valerio Mitzi Vega. Un relato ganador de la Antología en Homenaje a Jorge Sallenave