Traiciones y venganzas, según Shakespeare
Editorial
La literatura contiene todas las instancias de la conducta humana. Hoy vale repasar el argumento de Hamlet, obra monumental que debemos al talento de William Shakespeare.
El rey de Dinamarca (padre de Hamlet) ha sido asesinado por su hermano Claudio, que ha usurpado el trono y se ha casado con la viuda del monarca y madre de Hamlet, Gertrudis. Todo ello ya ha ocurrido al empezar la obra, causando la natural consternación en Hamlet, que ignora el alcance de la intriga que acabó con su padre. Pero el espectro del difunto rey se aparece a Hamlet, refiere a su hijo las circunstancias del delito y le pide venganza. Hamlet promete obedecer, pero su naturaleza melancólica lo hace irresoluto y lo obliga a diferir la acción. Mientras tanto se finge loco para evitar la sospecha de que amenace la vida del rey; se cree que ha turbado su mente el amor de Ofelia, hija del chambelán Polonio, a la que, habiéndola cortejado anteriormente, trata ahora con crueldad.
Hamlet comprueba la veracidad del relato del espectro haciendo representar ante el rey un drama (el asesinato de Gonzago) que reproduce en la ficción las circunstancias del delito real; durante la representación, su tío el rey Claudio es presa de la agitación, lo que delata su culpabilidad a ojos de Hamlet. En una escena en la que clama contra su madre como cómplice del crimen, Hamlet supone que el rey Claudio está escuchando detrás de una cortina; saca la espada y la atraviesa, matando así accidentalmente al chambelán Polonio, padre de Ofelia. El rey Claudio, decidido a hacer desaparecer a Hamlet, lo envía a Inglaterra con Rosencrantz y Guildenstern, pero los piratas capturan a Hamlet y lo devuelven a Dinamarca.
A su llegada encuentra que Ofelia, loca de dolor por la muerte de su padre a manos de su antiguo amor, se ha ahogado. Su hermano, Laertes, ha vuelto para vengar la muerte de Polonio. El rey, aparentemente, quiere apaciguarlos e induce a Hamlet y a Laertes a rivalizar en una partida de armas que selle el perdón; pero a Laertes le dan una espada con punta envenenada. Mientras se baten, la reina Gertrudis bebe la copa envenenada preparada para el caso de que su hijo no fuera alcanzado por la espada de Laertes. En el lance se intercambian los floretes, y tanto Laertes como Hamlet resultan heridos por la espada mortal; detenida la lucha, muere la reina Gertrudis, Laertes confiesa el engaño y, antes de morir, Hamlet da muerte al rey. El drama concluye con la llegada del puro Fortimbrás, príncipe de Noruega, que se convierte en soberano del reino.
Leerla o verla en sus tantas versiones, para entender de traiciones y venganzas.