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Del hermano de Antonio Esteban Agüero

Editorial

En la publicación “Personalidades de San Luis que dejaron huella”, un trabajo de Susana Pérez Gutiérrez de Sánchez Vacca, San Luis Libro nos acerca una biografía de Vicente Orlando Agüero Blanch (1918-1975), escrita por Juan Schobinger. “…Nacido en Merlo, al pie de la Sierra de Comechingones, sintió desde temprano vocación por las artes plásticas, sobre todo la pintura, así como su hermano Antonio Esteban Agüero por la poesía, en la que habría de destacarse. Ello lo llevó a dejar su terruño para ingresar en la Escuela Superior de Artes Plásticas de la recién fundada Universidad Nacional de Cuyo, en Mendoza. De regreso en San Luis, casó con Doña Regina Adaro hija de un conocido aficionado a la arqueología. Apasionado también por la política, Agüero Blanch tuvo dificultades personales por ese motivo en los inquietos años 1945-1946, y prefirió un casi exilio a claudicar de sus ideas y de su sentimiento de la libertad individual. Durante nueve años vivió en Bardas Blancas, al sur del departamento Malargüe, en donde fue encargado del Registro Civil volante. Esta actividad, junto con su natural bonhomía y espíritu de adaptación y de colaboración, le permitieron un conocimiento personal de todos los puesteros y pobladores de dicha inhóspita región, y un saber invalorable para sus futuros trabajos de carácter folklórico. Al mismo tiempo, se topó con un área de riqueza arqueológica que aún nadie había estudiado. Sus recolecciones superficiales de material lítico, bien documentadas, pertenecen actualmente en su mayor parte al Instituto de Arqueología y Etnología. Instalado con su familia en Mendoza, fue nombrado a principios de 1956 secretario de la Dirección de Cultura de la Provincia, y poco después obtuvo un cargo en nuestro instituto. Allí alternó tareas de dibujante de piezas arqueológicas, investigador folklórico y “encargado del Museo”. Además, realizó varias giras destinadas a la documentación y obtención de material arqueológico. Aconsejado y alentado por el conocido etnógrafo Enrique Palavecino, comenzó a dar forma a la masa de informaciones de carácter folklórico y antropológico obtenida en sus años de convivencia con los habitantes del sur de Mendoza, así como las que se agregaron en sus viajes de estudio auspiciados por la Facultad de Filosofía y Letras y por el CONICET. Fruto inicial fue un informe inédito “Antropología social y cultural de una población pastoril del sur de la provincia de Mendoza “, y una serie de publicaciones. También realizó algunos trabajos arqueológicos descriptivos entre los que se destacan los dedicados a los Sobadores y al Tembetá. De aquellos son importantes los que se refieren a las Prácticas Mortuorias, a las remedieras, y a la caza ritual del guanaco y del avestruz… Lamentablemente. mucho ha quedado inédito o sin elaborar…”.

Vicente Orlando Agüero Blanch, al medio, en Mendoza.