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Sobre la Historia de Villa Mercedes

Por Walther Alberto Medaglia

San ignacio, una batalla decisiva
(Primera parte)

Justo Daract asume su segundo mandato el 10 de abril de 1865 (la toma del gobierno después de la batalla de Pavón solo la consideramos un interinato), entre sus colaboradores nombra a Faustino Berrondo como ministro General de Gobierno, aquel que votó en contra de la candidatura de Pedernera a la vicepresidencia de la Nación. El gobierno de Bartolomé Mitre dedica su gestión a la Guerra de la Triple Alianza, contienda bélica que unía a Argentina, Brasil y Uruguay contra el Paraguay. Cuando este último acude en ayuda del país oriental cuando fue invadido por fuerzas “coloradas”, apoyadas desde el exterior por el expansionista Brasil, y el porteño liberal proanglófilo Mitre con su política de libre cambio y enajenación de ferrocarriles, bancos y tierras. La guerra se torna de inmediato impopular en el interior argentino, salvo unas pocas provincias que adherían al régimen de Mitre. Así Buenos Aires, dedica hombres, armas y dinero para sostener la contienda, ya que en el interior los que son reclutados desertan en su mayoría, porque evidentemente los une mayor simpatía al presidente paraguayo Francisco Solano López que a Mitre y consideran a la guerra injusta.
Para tener un panorama de la situación del país en 1865, acudiremos al historiador José María Rosa quien expresa: “La retirada voluntaria de Urquiza de Pavón, las atrocidades cometidas por el mitrismo en el interior, la muerte del Chacho, la invasión de Venancio Flores con ayuda de Mitre a la República Oriental, fueron los capítulos iniciales de la guerra del Paraguay. Los federales comprendieron que en los esteros del Paraguay su jugaba también su destino y, no obstante la propaganda mitrista que la disfrazaba de nacional, la guerra del Paraguay era enormemente impopular” (1).

Felipe Varela fue apodado el “Quijote de los Andes” por el desafío que mil hombres, desde la región andina
y cuyana durante varios años. Finalmente derrotado, murió exiliado en Chile.


Paraguay logra un desarrollo sostenido en los gobiernos del doctor Francia, Carlos Antonio López y de su hijo Francisco Solano López, habían desplegado una política afín con los federales argentinos y los blancos uruguayos, entonces no nos debe extrañar que el interior reaccione contra Mitre. Como modelo de pensamiento englobado de la causa sostenido por los caudillos, tomaremos la proclama de Felipe Varela. Previo a analizar la misma, aclaremos que este caudillo a quien José María Rosa llama “El Quijote de Los Andes”, había nacido en Huaycama, departamento de Valle Viejo, provincia de Catamarca en 1819. Nos dice el profesor Néstor Menéndez al respecto: “…provenía de una antigua familia que ya había ocupado cargos de responsabilidad en el ámbito lugareño. Radicado en Guandacol, casó allí con Trinidad Castillo de la cual tuvo varios hijos, y dedicó a exportar ganado en pié para la República de Chile. Su primera actividad política se dio acompañando a Ángel Vicente Peñaloza –“El Chacho”- cuando este enfrentara a Rosas…” (2). Varela, se negaba a renunciar a la alternativa federal de país, quería retomar la lucha del Chacho, la guerra del Paraguay se presenta como el motivo que justifica la acción, y no hay mejor forma de entender sus ideas, sino mediante su proclama dada a conocer el 6 de diciembre de 1866 en tierras riojanas al pie de la cordillera: “¡Argentinos! El hermoso y brillante pabellón que San Martín, Alvear y Urquiza llevaron altivamente en cien combates, haciéndolo tremolar con toda gloria en las tres más grandes epopeyas que nuestra Patria atravesó incólume, ha sido vilmente enlodado por el General Mitre, gobernador de Buenos Aires. La más bella y perfecta Carta Constitucional democrática, republicana federal, que los valientes entrerrianos dieron a costa de su sangre preciosa, venciendo en Caseros al centralismo odioso de los espurios hijos de la culta Buenos Aires, ha sido violada y mutilada desde el año sesenta y uno hasta hoy, por Mitre y su círculo de esbirros”. Si bien la proclama es extensa, nos remitiremos a párrafos que nos ofrezcan una visión valiosa para entender esta etapa histórica: “Compatriotas: desde que Aquél usurpó el Gobierno de la Nación, el monopolio de los tesoros públicos y la absorción de las rentas provinciales vinieron a ser el patrimonio de los porteños, condenado al provinciano a cederles hasta el pan que reservara para sus hijos. Ser porteño, es ser ciudadano exclusivista; y ser provinciano, es ser mendigo sin patria, sin libertad, sin derechos. Esta es la política del Gobierno Mitre”.
(continúa la próxima semana)