Especial para La Opinión La Avispa

Quizá porque está nublado,
quizá porque hace frío;
o porque me duelen las marchas
en mi San Luis querido.
He decidido puntanos
expresarme a mis anchas.

Dicen que es cosa de viejos
añorar el pasado.
Estoy bastante de acuerdo
pero resulta imperioso
recordarle a los puntanos
lo que me grita mi cuerpo.

Le adjudicaron su casa,
y me contaba una madre
que, aunque parezca notable,
despertaba a cada rato
para abrir la canilla y ver 
cómo corría el agua potable.

Aunque es testimonio histórico,
no ha pasado tanto tiempo.
Más de la mitad de los barrios
construyó el Estado provincial.
¿Alguien lo puede negar?
¡Ni siquiera los contrarios!

¿Y los puestos de trabajo?
Brotaban todos los días,
los puntanos elegían
cuál les era conveniente
de todos los que ofrecían.

Por eso me duele ver
en estas últimas marchas
que al lado del que reclama,
por un aumento de sueldo,
marchan los que han echado
¡y eso sí que es un drama!

Y, siguiendo en el recuerdo,
llegó la tecnología,
se dio la oportunidad
a que en TODOS los hogares
compraran computadoras.
¡Dios, qué felicidad!

En un lugar muy humilde
instalaban una compu.
La esperaba la familia
reunida y emocionada.
Embargado de sentimiento
el técnico nota que sus ojos brillan.

¿Y qué decir de los sueldos
que mes a mes aumentaban?
Con una simple ecuación,
sumando, según el índice,
y sin marchas de por medio,
lo que muestra la inflación.

Si siguiera recordando
no podría terminar,
pero el tema que he tocado
tiene cosas por hablar,
si les gusta la mirada,
hay mucho para contar.