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Una obra maestra: Narciso de Caravaggio

Editorial

El mito de Narciso relata cómo este personaje de la mitología griega quedó tan embelesado con su imagen en el agua que acabó ahogándose y convirtiéndose en flor. En su obra Narciso (1597-1599) Caravaggio representa el momento exacto en que el dios que se enamora perdidamente de sí mismo al ver su reflejo en el agua.
Maestro del realismo, el autor logra plasmar los dos lados opuestos de Narciso: en la parte superior se nota la salud del joven y su intacta belleza. Su reflejo, por el contrario, muestra el paso de los años, el deterioro físico al que todos los seres humanos están condenados. Así, Caravaggio plantea en esta pintura la fugacidad de la belleza.
El artista cuida cada detalle del personaje y de su entorno: su rostro muestra hasta las gotas de sudor, y cómo estas caen por su nariz y boca; la postura evidencia el egoísmo de Narciso, sus brazos se muestran casi con los hombros dislocados, creando esa sensación de tensión postural provocada por su obstinación; y sus piernas siguen el mismo patrón: su rodilla derecha aparece en primer plano, mostrando una postura en sus piernas de total acercamiento hacia el desenlace final.
La obra pertenece al estilo barroco tenebrista del pintor, con una composición de luces y sombras. La luz acentúa las características de Narciso, mientras que las sombras agregan profundidad, convirtiendo toda la escena en una obra maestra de claroscuro.
Las proporciones de la pintura son geométricamente perfectas: la primera mitad corresponde al cuerpo real del joven que describe un rectángulo exacto y lleno de luz; la segunda sección es la del reflejo de Narciso, sumido en una misteriosa semipenumbra. El elemento más importante de la obra es el reflejo, que forma casi un círculo en conexión con sus manos y cuyo efecto de espejo está perfectamente tratado. Actualmente esta pintura se encuentra en la Galería Nacional de Arte Antiguo, en Roma.
Michelangelo Merisi da Caravaggio nació en Milán (Italia) en 1571, y fue uno de los principales exponentes de la pintura barroca. Siempre buscó la intensidad efectiva a través de contrastes de claroscuro y rechazó la característica belleza ideal del Renacimiento, basada en normas estrictas, eligiendo, en cambio, el camino de la verdad y el realismo al realizar sus obras mediante copias directas del natural, sin ningún tipo de preparación previa. Murió en Porto de Ercole (Italia) en 1610.

“Narciso”, por Caravaggio. 1597-1599