Editorial

Dicen que las leyendas nunca mueren. Y Freddie Mercury es, indiscutiblemente, un ejemplo de ello. Su música, su creatividad, su arte, y su presencia continúan con una vigencia categórica.
Farrokh Bulsara – como realmente se llamaba – nació en la isla africana de Zanzíbar, el 5 de septiembre de 1946. Gran parte de su infancia transcurrió en la India, donde comenzó su contacto con la música: tomó clases de piano e ingresó en el coro de la escuela. Allí también fundó su primer grupo musical, The Hectics, que actuaba en las fiestas escolares, y en la que Freddie tocaba el piano.
En 1964 la familia Bulsara se trasladó a Middlesex, Reino Unido, y Freddie no tardó en buscar alguna banda musical donde desarrollar su talento: primero se incorporó a Wreckage (mientas cursaba diseño gráfico en el Ealing Collegeof Art); tocó en un grupo originario de Liverpool llamado Ibex, y con una banda llamada Sour Milk Sea. En 1970 se sumó como vocalista a Smile integrada por Brian May y Roger Taylor, a la que se sumó como último integrante de John Deacon. No tardó en rebautizar a la agrupación como Queen y adoptar el nombre de Freddie Mercury.
En 1973 la banda firmó contrato con EMI Records y Elektra Records. Su álbum debut, Queen, fue aclamado por la crítica y por el público. Dos años después, Rapsodia Bohemia, trepó a la cima de las listas británicas. Freddie brillaba con luz propia: su talento artístico, su voz inconfundible y su impactante presencia escénica hicieron que Queen alcanzara una enorme popularidad dentro y fuera del Reino Unido. Su éxito continuó por todo el mundo durante los años 80, destacando su inolvidable actuación en el festival Live Aids (1985) en el estadio de Wembley.
En paralelo a Queen, Freddie puso en marcha otros proyectos personales: colaboró con Fritz Lang en la banda sonora de la versión restaurada de Metrópolis; en 1985 lanzó su primer disco solista, Mr. Bad Guy; grabó un remake del tema Thegreat pretender, de The Platters; y en 1987 trabajó junto a la cantante lírica Monserrat Caballé en la edición de un disco en conjunto, Barcelona, cuyo tema principal se convirtió en un himno para la ciudad y el tema de los Juegos Olímpicos de 1992.
Mientras tanto, su salud se deterioraba rápidamente. En 1986 contrajo HIV, enfermedad que mantuvo en secreto hasta un día antes de morir. Falleció el 24 de noviembre de 1991 a causa de una neumonía. Sin embargo, Freddie Mercury permanece en la memoria colectiva como un gran artista. “No me importa morir mañana – había dicho – He vivido en toda la extensión de la palabra”.

Michael Jackson & Freddie Mercury.