Destacado, Expresiones de la Aldea, La Aldea y el Mundo, San Luis

Los sucesos del deseo

Cordelias – Fernando Saad – Capítulo final

“Tanto como debe, ni más ni menos”
El Rey Lear, William Shakespeare (1
)

En silencio, el hombre se levanta con recelo y se dirige al baño. Bobby se vuelve, con el cuerpo despojado de miedos ahora que todo ha pasado. Cómo ha sucedido, intenta responderse. Todo pasó como suceden los secretos del deseo. Y ahora Eugenio está dentro de un baño minúsculo, y ella escucha el ruido del agua de la ducha caer sobre un cuerpo que momentos antes se mantuvo entrelazado al suyo.
Pareciera que la culpa podría apoderarse de sus sentimientos, pero nada de eso sucede. Desea levantarse, dirigirse al baño, y meterse con él, mojarse con él, abrazarlo bajo la ducha, y escapar de toda sensación de incomodidad que pueda revelarse una vez que se marche.
Esa primera vez con Eugenio es la construcción de un pacto. La sensación de que nada malo puede ocurrir de allí en más.
Sería una mentira decir que se configuran en sus pensamientos las imágenes culposas de una hermana, de sus sobrinos, o de sus padres, siquiera. Ninguna de esas personas se configura en ese tiempo que ha transcurrido desde que ingresaron en el departamento. Y antes de tomar ese café que sirvió de excusa, ella estaba recibiendo un golpe en ese beso furtivo ese beso furtivo, y se animaba a meter con nerviosismo las manos en los pantalones de Eugenio. En un comienzo todo parecía un juego donde él buscaba acelerar lo que ella calmaba, en busca de la lentitud del goce. Él había descendido entre sus piernas, y le había corrido la ropa interior mientras ella contenía sus deseos de morder cada parte de su cuello, en una forma de desaparecer las marcas del momento y volverlo imposible de revelar al mundo exterior.
El tiempo parecía dividirse telegráficamente en las partes de sus cuerpos. Mientras Eugenio sigue bajo la ducha, ella recorre la hora previa como si se tratase de una película. Y recuerda también la primera vez que la trajo a casa luego de su separación. Las risas desbocadas en alcohol en las noches de año nuevo. Las miradas insospechadas durante las visitas en familia. Pareciera que los sucesos se contaran para ella, y sólo pertenecieran a sus recuerdos en ese momento. Como la invención de una vida que ahora le era propia.
Intenta pensar que son suyos esos secretos que ha compartido en infidencias la hermana, como una forma de apropiarse de sus mejores momentos, y hasta de las quejas. Intenta ver a ese hombre como una construcción personal, y se sabe mintiéndose, aunque sólo sea el placebo de lo que en ese momento no puede reconocer como un camino hacia la propia destrucción.
Se levanta de la cama, y su cuerpo recorre una habitación minúscula. Allí están los regalos de cumpleaños de los hijos para enviar por encomienda durante la semana. En un costado, junto a la pila de libros desordenados, una foto de su hermana. Se acerca, baja el portarretratos en un instante de angustia, como si la prueba se planteara frente a sus ojos. Como si se preguntara cuánto podrá resistir sin caer nuevamente.

“Fin”, ilustración de Paula Livio.


Toma un vaso de agua mientras mira por la ventana. La ducha deja de correr y escucha el ruido de la cortina plástica de la bañera correrse. Enciende un cigarrillo, soltando el humo en el ambiente, denso, atravesado por las luces azules de la tarde.
Eugenio sale del cuarto de baño, secándose, burdo y tosco en su desnudez. Se asoma su barriga entrada en años, y los pelos encanecidos en el pecho. Cuando Bobby lo descubre en un instante de lucidez que luego desaparece. Es mirarlo, mientras fuma. Un cuerpo imperfecto, de un hombre imperfecto, que acaba de acostarse con la hermana de la mamá de sus hijos.
Ese instante se extiende apenas milésimas de segundo, mientras piensa cuánto amor hace falta para entregarse a un hombre. Cuando se debe una mujer a sí misma para amar lo que se debe, ni más ni menos, antes de olvidarte a sí misma. O con el riesgo de olvidarse a sí misma.
Quizás el amor sea la trampa más grande del mundo, una de la que no se puede escapar sin someterse sin salir perdiendo. Todo eso piensa, mientras apaga el cigarrillo, termina el vaso de agua, y avanza sobre Eugenio para llevarlo nuevamente a la cama.
Final.

1 – En el original “According to my bond, no more, no less”.