Cachetazo, votos en contra de la educación pública y gratuita
Popularmente se reconoce que, gracias a la implementación de la educación pública y gratuita, “los hijos de los alpargatas (obreros)” lograron ser grandes profesionales.
Este salto que dio el país facilitando el acceso universal a la posibilidad de instruirse y de estar a la altura para enfrentar los nuevos desafíos, lamentablemente, está en peligro.
El presidente Javier Milei ha avanzado y avanza en ese sentido y tristemente desde San Luis hay sectores que lo acompañan.
El veto a la ley de financiamiento de las universidades tuvo socios claves. Entre otros, estuvieron los diputados nacionales Karina Bachey y Alberto Arancibia Rodríguez que responden al gobernador Claudio Poggi.
Ambos, a libro cerrado, avalaron a Milei y le dieron la espalda al reclamo generalizado de docentes, investigadores y estudiantes universitarios.
A la movida que afecta a las universidades nacionales se suman otros legisladores por San Luis: los libertarios Bartolomé Abdala (senador) y Carlos González D’Alessandro (diputado) que esta semana estuvo en el foco de un escándalo, por una burrada, al pedir que los alumnos espíen a los docentes. Y, entre las acciones que alientan a Milei, está la actitud del bloque de legisladores provinciales del poggismo y sus aliados (“los fronterizos”), que contrariamente a lo que afirman que están a favor de la educación pública, se han negado a repudiar la conducta de los diputados nacionales de Poggi.
En este contexto, también es llamativa y preocupante la actitud ambivalente del rector de la Universidad Nacional de San Luis y presidente del CIN, Víctor Moriñigo, que es parte de la lucha nacional en defensa de las universidades; y, por el otro, soporta el doble discurso de su socio político Claudio Poggi.
El mandatario puntano dice que está a favor de la educación pública, sin embargo, a través de sus diputados nacionales, acompaña al pie de la letra todo lo que le pide el presidente Milei. En este caso concreto, poniendo en riesgo el futuro de las universidades y de la educación pública. De que “los hijos de los alpargatas” sean profesionales.