En el nivel secundario. Despertando el debate: ¿Deberían las clases comenzar a las 8:30 o más tarde?
Si bien los especialistas recomiendan entre 8 y 10 horas de sueño en adolescentes de entre 13 y 18 años, la mayoría no cumple con estas indicaciones. La falta de descanso tiene efectos negativos significativos.
Por Alicia Bañuelos.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) recomiendan que los niños en edad escolar (6-12 años) duerman entre 9 y 12 horas y los adolescentes (13-18 años) entre 8 y 10 horas por noche. Sin embargo, la mayoría de los adolescentes no cumplen con estas recomendaciones, durmiendo entre 6 y 7 horas por noche. Esta falta de sueño tiene efectos negativos significativos en su salud física y mental, rendimiento académico y comportamiento.
En California y Florida se aprobaron leyes que establecen horarios mínimos de inicio para todas las escuelas públicas. Los alumnos de entre 10 y 13 años deben comenzar a las ocho de la mañana o más tarde, mientras que los estudiantes de 14 a 18 años a las ocho y media o más tarde.
La idea de retrasar el inicio de las clases la respaldan y promocionan numerosas asociaciones académicas, profesionales de salud y numerosos estudios científicos. Desde 2014 lo hacen la Academia Americana de Medicina del Sueño y la Academia de Pediatría de USA, que considera la privación del sueño como un problema de salud pública. En 2016 se sumó la Asociación Médica Americana. Y también los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) se oponen al inicio excesivamente temprano de las clases.
Cambios en los Patrones de Sueño Durante la Adolescencia
Durante la adolescencia, los ritmos circadianos naturales del cuerpo cambian, lo que significa que los adolescentes experimentan un retraso en su ciclo de sueño. Se sienten más alertas y con energía más tarde en la noche y tienen dificultades para dormirse temprano. Este fenómeno se conoce como «síndrome de retraso de fase».
El Síndrome de Retraso de Fase se caracteriza por:
- Insomnio a la hora de acostarse.
- Dificultad para despertarse por la mañana a la hora deseada.
- Retraso en el inicio y finalización del sueño en más de dos horas en comparación con los horarios socialmente aceptables.
- Privación crónica de sueño debido a obligaciones sociales y escolares.
- Somnolencia diurna excesiva, fatiga, bajo rendimiento escolar y déficit de atención.
Cerca del 78% de los estudiantes secundarios duermen menos de ocho horas en una noche de jornada escolar, por debajo de la recomendación de entre ocho y diez horas. Y la falta de sueño se ha asociado a numerosos problemas: peores resultados escolares, obesidad, disfunciones en el metabolismo, más síntomas depresivos incluyendo pensamientos suicidas, comportamientos de riesgo, lesiones deportivas y más accidentes de tráfico.
Impacto del Inicio Temprano de Clases
El inicio temprano de las clases exacerba los problemas de sueño en los adolescentes, lo que lleva a una serie de consecuencias negativas:
- Rendimiento Académico: La falta de sueño dificulta la concentración en clase y reduce la transferencia de la memoria de corto plazo a la de largo plazo. Estudios como el de Wahlstrom, Berger, Widome y Larson (2017) han demostrado que retrasar la hora de inicio de clases mejora el rendimiento académico. Dormir bien mejora en la atención, la conducta, el aprendizaje, la memoria, la capacidad para controlar las emociones, la calidad de vida y la salud física y mental
- Conductas de Riesgo: Los adolescentes privados de sueño tienen mayor probabilidad de adoptar conductas de riesgo, como el abuso de sustancias y/o la conducción imprudente.
- Salud Mental: La falta de sueño crónica puede causar cambios de humor, irritabilidad, ansiedad y depresión. Owens, Belon y Moss (2010) encontraron que retrasar el inicio de clases mejora el sueño, el estado de ánimo y el comportamiento en adolescentes.
- Otros Problemas: La falta de sueño aumenta el riesgo de adicción a la cafeína, nicotina y alcohol, la ingesta de bebidas energizantes, así como la elección de alimentos poco saludables. También aumenta la probabilidad de ausencias y tardanzas escolares.
Evidencia a Favor de un Horario de Inicio de Clases Más Tardío
Existe evidencia sólida de que un horario de inicio de clases más tardío sería beneficioso para los adolescentes, mejorando su rendimiento académico, salud y bienestar general.
Puntos clave sobre los argumentos a favor y en contra de retrasar el inicio de clases para adolescentes:
- A favor:
- Los adolescentes tienden a tener patrones de sueño que los llevan a dormir hasta tarde.
- Retrasar el inicio de clases podría mejorar el rendimiento académico, la asistencia y la participación de los estudiantes.
- Estudios han demostrado que los estudiantes duermen más y obtienen mejores resultados cuando las clases empiezan más tarde.
- Retrasar el inicio de clases podría tener otros beneficios como permitir que los estudiantes desayunen y mejorar su dieta.
- Los maestros también podrían beneficiarse de un inicio de clases más tardío.
- En contra:
- Retrasar el inicio de clases no es la única solución para el déficit de sueño de los adolescentes.
- La falta de sueño en adolescentes es un problema multifactorial que incluye tareas excesivas, presión escolar, actividades extracurriculares y tiempo frente a la pantalla.
- Retrasar el inicio de clases podría afectar negativamente las actividades extracurriculares y el empleo de los estudiantes.
- Cambiar los horarios de inicio de clases es complicado y puede afectar a los padres, especialmente a aquellos con niños más pequeños.
- No hay una solución sencilla para el problema de la hora de inicio de clases, y existen complicaciones logísticas y factores ambientales que pueden afectar los resultados.
- Algunos argumentan que los adolescentes deberían ser más responsables con sus horarios de sueño y que los padres deberían imponer límites en el tiempo de pantalla y las horas de acostarse.
- Para los establecimientos educativos que ofrecen tres turnos (mañana, tarde y noche) sería difícil de implementar, y algunos de doble jornada argumentan que es complica la distribución horaria.
Conclusión
Retrasar la hora de inicio de clases y establecer límites en el uso de la tecnología antes de dormir, son medidas cruciales para mejorar la salud, el bienestar y el rendimiento académico de los adolescentes. La falta de sueño tiene consecuencias graves y es fundamental abordarla para garantizar un futuro saludable para la próxima generación.
Publicado en El Diario de la República