La Aldea Antigua

EL DESNUDO IMPERA EN LAS TOILETTES DE MODA

Martes 27 de julio de 1920

Después de una época de perturbaciones sociales, dicen los sociólogos que han estudiado a la humanidad a través de todas las etapas de su evolución, se apodera de la gente un ansia de diversiones y placeres, se relajan las costumbres o por lo menos se suaviza su austero concepto de la moral.

Así considera lógica consecuencia de la revolución, las intrigas amorosas del directorio, la exhibición de las piernas de Mme. Tollien y de la señorita de Lange y hecho inevitable, la incorporación de pintorescas frases del “argot” al lenguaje de todas las naciones que participaron de la trágica contienda Europea.

De la escena, el desnudo pasó a las plazas de veraneo y a los más aristocráticos salones, justificando la sátira de un periódico parisiense considera oportuno sustituir este aviso de los lugares públicos: “es de rigor un traje decente”, por el siguiente: un desnudo decente es de rigor.

Es necesario reconocer, no obstante, que la audacia de la moda, por ejemplo ha sobrepasado al presente los límites de lo creado por las imaginaciones más meridionales.

Se muestran en público los brazos, el pecho, la espalda, deliciosas combinaciones dan la perfecta ilusión del desnudo con el picante detalle de las medias sutilísimas y el taco Luis XV, en auge, a pesar de que los fulminaron los higienistas.

De la escena, el desnudo pasó a las plazas de veraneo y a los más aristocráticos salones, justificando la sátira de un periódico parisiense considera oportuno sustituir este aviso de los lugares públicos: “es de rigor un traje decente”, por el siguiente: un desnudo decente es de rigor.

“Club de sirenas, Filadelfia”. Miembros en trajes de baño alrededor de 1920.

Los estetas se complacen en decir que el desnudo es lo que hay de más casto en el mundo y que las costumbres de los pueblos que lo practican en absoluto son infinitamente más puras, que las de la gente que se viste, so pretexto de civilización. Pero no es una mera fantasía de la moda el hábito de vestirse, él respondió desde tiempos primitivos al clima de las distintas regiones.

Un catre no se viste. El sol de África sustituye al abrigo, en cambio los esquimales no se quitan jamás sus recias hopalandas de pieles. La moda actual es la mejor auxiliar de las laringitis de las fluxiones de pecho y en muchos casos de la muerte.

He aquí una anécdota de oportunidad: un grupo de náufragos de ambos sexos, completamente despojados de ropa en una isla desierta, viéronse en la precisión de vivir meses y meses en la primitiva forma.

Devueltos a la vida civilizada recobraron su convencional pudor y una de esas damas abofeteó a uno de esos caballeros, quien involuntariamente la sorprendió prendiéndose una liga.

El verdadero peligro está pues en lo que dice el sabio La Palisy. El hábito de verlas nos hará parecer normales manifestaciones que ayer chocaron a nuestro espíritu. Y la moda proseguir a la ruta caprichosa.