Por Alejandra Etcheverry

Las palabras son magia poderosa,
a través de ellas el mundo se transforma,
el sonido vibra modelando la forma,
que emerge en realidades asombrosas.
 
Las palabras construyen los destinos,
escritas en el aire van al viento,
de todas las historias son cimiento,
abriendo o cerrando los caminos.
 
Hay palabras feroces que denuncian
y las hay inocentes y traviesas.
Las hay tan llenas de pureza,
que solo los niños las pronuncian.
 
Son palabras en silencio, así los besos,
que los amantes enlazan en su risa
y rozan con sus almas en la briza,
como el sauce toca al río con su peso.
 
Hay palabras de dolor que hablan en llanto,
lágrimas que al latir hacen espejo
y las hay de gozo y de festejo,
que celebran a la vida con su canto.
 
Las palabras de Cristo en el madero,
fueron palabras de amor y redentoras,
palabras de la muerte vencedoras,
resurrección y luz del mundo entero.
 
Desde la última palabra a la primera,
somos historia escrita sobre el viento
y las palabras son aire y sentimiento,
en cada invierno y cada primavera.
 
Quizás queden estas rimas en tu oído,
cuando mis letras regresen al olvido.