Expresiones de la Aldea, Notas Centrales, San Luis

Para repensar la danza puntana

En febrero Javier Bautista publicará dos libros que investigan orígenes, influencias geográficas y sistematizaciones. Además, analiza la poética y el pulso afro entre las cuecas

Matías Gómez

Javier Bautista tiene 51 años, baila desde los cinco y como profesión hace casi tres décadas. Aunque el contexto de confinamiento ha perjudicado su bolsillo, debido a las restricciones que ha sufrido la cultura mundialmente, esta pausa también le ha permitido atizar el fuego de su vocación.

Así, pronto verán la luz “La danza social en San Luis” y “La danza, los cuerpos y la cueca”, ambas obras editadas mediante la editorial cordobesa Quo Vadis.

“´La danza social en San Luis´ tiene una investigación de hace varios años y en 2012 ganó el premio “Cuyo en Letras”, organizado por San Luis Libro. Entonces amplié ese texto y le agregué unas fotos antiguas. Es un trabajo en principio histórico pero luego tiene una mirada más antropológica que pretende brindar una perspectiva diferente”, explicó el autor y profesor de Historia.

“Tengo en mis manos un libro interesante y original, una investigación profunda e innovadora que nos brinda un panorama histórico de la danza tradicional en la provincia de San Luis desde sus orígenes hasta los umbrales del siglo XX”, destaca en el prólogo la docente e investigadora folklórica, María Teresa Carreras de Migliozzi.

En 114 páginas, Bautista no sólo aborda aspectos tradicionales sino que también presenta una encuesta de folklore de 1921 y examina algunas referencias fotográficas.

“En cambio ´La danza, los cuerpos y la cueca´ es como el primer esbozo de las posteriores ediciones que haré sobre la cueca cuyana. Mi tesis de historia analiza el origen afro en la cueca con una mirada política y poética. La segunda parte (que se publicará luego) aborda aspectos coreográficos, musicales, y la tercera profundiza en el cancionero y la poesía”, adelantó.

Asimismo, en dicha obra de 200 páginas participan los catedráticos Fernando Buen Abad Domínguez, quien colabora con un capitulo, y Karina Rodríguez, quien se refiere a la colonización civilizatoria de los cuerpos.

“Nuestros cuerpos fueron sometidos históricamente a manipulaciones y controles. Esto ha sido muy efectivo para la imposición de una ideología política y religiosa que luego ha influenciado en las manifestaciones populares como rebelión o sumisión. La conquista de Europa sobre nuestras tierras trajo consigo una colonización corporal con una impronta cristiana que provenía de la Edad Media”, amplió Bautista.

Clase de cueca y baile. 1906

“El control de las formas y trayectorias corporales, la cuantificación, la longitud de las danzas, la abstracción del sentido, no han sido casualidades sino que responden a una forma de pensar y controlar a las personas.

Con estas obras pretendemos repensar estos modelos artísticos”, agregó el autor que además se remonta a las raíces musicales: “El vínculo con África por un lado, tiene que ver con la influencia andaluza (española) que también tuvo influencia africana en el proceso de conquista y, por otro lado, con la llegada de los esclavos africanos a América, especialmente en Perú con la danza zamacueca, que generó una serie proyecciones, entre ellas la cueca cuyana”.

Para el autor, en estas publicaciones se entretejen a la par de sus vivencias. “Bailo y escribo desde niño. Todo lo que era para mí un pasamiento como la danza y la escritura se transformó luego en mi profesión y eso ha sido transformador para mí”, contó.

El verano hecho río, de pañuelo en pañuelo hasta otras miradas entre las copas. O las estelas de los zarandeos y las chispas de las alpargatas bajo un parral donde cada guitarra vuelve el tiempo menos maquinal, oxigenante. En éstas y más impresiones oscila la propuesta de Bautista como un puente.

“Tal vez los bailes no nos ofrezcan definitivas soluciones, pero quizá nos brinden algunas señales alentadoras, algunos caminos a seguir, algunas respuestas parciales sobre este conflicto paradigmático que trasciende los tiempos, los ritmos y las formas”.

“En principio, estoy seguro, nos obligarán a mirarnos, pero no como una práctica narcisista o una competencia violenta e inservible, sino como un ejercicio hermoso y a la vez desgarrador, porque nos enfrentará a nosotros mismos y a nuestras históricas dicotomías: razón e intuición… presente y pasado… tradicionalismo y vanguardismo… cuerpo y espíritu… centro y periferia…

Nos abrirá espacios para que estos supuestos opuestos dialoguen y nos ayuden, si es eso lo que buscamos, a encontrar un lenguaje que nos exprese y desde donde podamos expresarnos lo más enteramente posible, porque manifestarse ante el mundo, creo, no son solo ‘decisiones del cuerpo’”, reflexiona en uno de sus capítulos memorables.