Por Verónica Fourcade (*)

Desatando nudos de ansiedades, que de pronto tocan mi puerta, procuro levantar mi cabeza y, como aprendiz de trapecista, me elevo con mente y cuerpo. Cada día un poco más hasta tocar las nubes. 

Logro que mi mente volátil y dispersa se aquiete y la cuido. Siento entusiasmo y a su vez tranquilidad cuando toco esas formas diversas dibujadas en el cielo cotidiano. 

Retomo movimientos en mí, llego a otros cielos multicolores que me invitan a contemplarlos. 

Observo nuevas formas que quiero imitar. 

Tomo el trapecio, acepto el desafío y de pronto, ante mis ojos, los cielos me obsequian las cintas que anudaron mis ansiedades y como un tren de nubes blancas, me señalan múltiples caminos de quietud. 

(*) Soy María Verónica Fourcade, la cultura en sus diversas expresiones es de mi interés. Cerca del jubileo, busqué nuevos espacios de integración y recreación. Algo enriquecedor y para mantener activa la mente. La escritura es una señal. Asisto al Taller Literario “Silenciosos Incurables”, desde junio de 2020. De ahí en más, mi inquietud por la escritura se acrecentó. Lo ejercitado hasta ahora, ha sido profuso. Las consignas de cada clase son disparadores de textos impensados. Este año seguro, subiré más escalones de aprendizaje. ¡Voy por más! ¡Gracias Viviana Bonfiglioli, gracias silenciosos!