Invisibles
Por Alejandra Etcheverry
Su sueño es un poco de calor y menos peso sobre el hombro. Su país, la calle y el olvido. Su tiempo, el suspiro de un adulto ahogado en cuerpo de niño y sus ojos sus ojos… el dedo que acusa escrito con pies descalzos y estómagos vacíos. Invisible, siempre invisible, con la piel curtida de soledades bajo el manto de la indiferencia urbana que camina el invierno.