Expresiones de la Aldea, Notas Centrales

BITÁCORA DE PANDEMIA


Hojear sin juzgar el cuaderno de bitácora de viaje en esta pandemia en el que diferentes y distantes personas escriben reflexiones y sentires de esta historia

La Opinión/ La Voz del Sud


Hoy espiamos en el cuaderno de viaje de Lupe Bazán Duhalde, una estudiante de San Luis: durante la primera semana de clases de mi último año en la secundaria, en el colegio ya corría la incertidumbre acerca de qué pasaría en el mes de marzo. Las y los profesores preguntaban qué opinábamos de este virus desconocido: “¿Lo habrán creado los ‘yanquis’ para provocar una tercera guerra mundial?; “Los chinos quieren bajar la sobrepoblación y por eso matan gente”; “Dicen que las gárgaras con sal y vinagre curan la enfermedad”.
En este contexto, rodeados de noticias falsas y con poca pero abrumadora información fiable, el gobierno Nacional anuncia que por un periodo de 15 días estaremos bajo Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio. Es en este punto cuando reconozco un antes y después en mi vida.
Imágenes como las de los cadáveres en las calles de Ecuador, el aumento incontrolable de casos en Brasil y los reportes diarios de la provincia me mantuvieron inquieta y preocupada.
Comenzaron los reclamos “anticuarentena”, de parte de trabajadores y trabajadoras que perdieron su fuente de ingreso económico. Todas estas escenas y muchas más mostraron una segunda cara de lo que estaba ocurriendo, y pude dimensionar lo afortunada que era.

Más allá de haber estado sola por las tardes, ya que mi mamá continuaba trabajando, no puedo quejarme de mi experiencia durante los primeros meses de pandemia. Estuve acompañada de mis amigas, amigos y familia todos los días a través de videollamadas, y noté que no todos estaban tranquilos como yo.

Muchas personas de mi círculo cercano manifestaron depresión, ansiedad y estrés por la demanda escolar y la frustración de no tener un sexto año como esperábamos, con todo lo que eso implica.

La instalación de la modalidad virtual fue muy rápida y tanto a los profesores como a nosotros nos costaba comprender el manejo de estas nuevas aulas. Por mi parte, quise aprovechar que tenía todas las posibilidades para mantener el mismo rendimiento durante el ciclo lectivo, y como era mi única obligación y responsabilidad, pude lograrlo.

Mi lado artístico comenzó a manifestarse, empecé a escribir, armé un “diario íntimo” donde descargaba lo que veía, sentía y ocurría con mis vínculos sociales, saqué fotos a mi entorno para guardar registros.

Pasé las tardes siempre acompañada de música, ordenando y cambiando la decoración de mi habitación. Me obligué a cambiar de ropa para darle un significado nuevo a cada día. Conocí personas nuevas que sirvieron como apoyo, y me alejé de aquellas que no me sumaban nada y solo me generaban desgaste mental. 

Con el pasar de los meses y la flexibilización de los protocolos, empecé a contactar con mi familia y amigas nuevamente y retomé la actividad física.
Salí al aire libre para despejar la mente cada vez que pude, y en varias oportunidades cerré las redes sociales luego de reconocer la toxicidad que las rodea.

Esa fue una de las reflexiones más fuertes que tuve: estamos constantemente pendientes de vidas ajenas irreales, en las que todas y todos aparentamos ser perfectos y felices, es tiempo malgastado que nunca recuperaremos y que podemos utilizar para aquello que sí lo valga.

A mediados de septiembre me inscribí en la Universidad Nacional de Cuyo, en la carrera de Comunicación Social. Me entusiasmé al darme cuenta que ese futuro que tanto anhelaba desde pequeña se iba acercando lentamente.
Dos meses después comenzó el preingreso, y desde ese momento hasta el día de hoy agradezco a la facultad por acompañarnos en esta transición caracterizada por ser compleja, sobre todo en este contexto particular.
Mis expectativas con la virtualidad en el ámbito universitario no eran muy positivas, pero realmente no me siento sola, conocí personas nuevas con las que simpaticé rápidamente, con ellas puedo compartir opiniones y pasar tiempo de calidad.