La Aldea y el Mundo, Notas Centrales

VITA ACTIVA

Activistas feministas dan contención a sus pares desde una línea de ayuda a quienes sufren estrés, trauma, crisis, cansancio crónico y/o violencias de género

Por Majo Corvalán

Cuando las feministas vemos una necesidad nos acuerpamos, nos organizamos, tejemos redes, elaboramos contenido y trazamos estrategias para darnos respuestas. Vita Activa cuenta esta historia en primera persona.

Vita Activa ofrece una Línea de Ayuda a través del número +52155-8171-1117 operativo por Signal, Telegram o WhatsApp, su sitio https://vita-activa.org/ y sus redes sociales.

Es una organización integrada por activistas feministas de todos los países de habla hispana que se ocupa de acompañar a quienes sufren estrés, trauma, crisis, cansancio crónico y/o violencias de género. Para seguir llamándoles por su denominación colectiva y respetar sus estrategias de autocuidado a la hora de transcribir la entrevista exclusiva con La Opinión y La Voz del Sud decidimos referenciarlas con los siguientes datos: L. es cofundadora de Vita Activa, vive en México y es activista feminista. P. es integrante de Vita Activa, vive en Colombia y también es activista feminista.

¿Cómo nació Vita Activa?

L. Vita comenzó en el 2018 con una pregunta, una provocación en relación a quién cuidaba a las que cuidaban, sobre el desgaste del activismo, el periodismo y el desgaste colectivo donde a muchas de nosotras a la hora de terminar los eventos, talleres o lo que fuera, en el cafecito o en la fila del baño nos contaban, “me está pasando esto y no sé qué hacer”.

La mayoría de quienes fundamos Vita somos ciberfeministas, feministas y tecnólogas, y nos dedicamos a la seguridad digital, a la comunicación eficiente, al diseño de productos digitales.

Al hacer un estudio con la cofundadora Estrella Soria sobre la violencia en línea nos dimos cuenta que el trabajo que se hace es ad hoc, que no había protocolos, que se hacía en las cocinas con una taza de café, los findes, que no era remunerado, que además no había una plataforma en las redes sociales y que la violencia en línea hacia las mujeres era una bola que crecía y crecía. En enero de 2019 nos lanzamos con un producto viable que era un WhatsApp que decía “cómo estás” y nos largamos al ruedo.

P. Estaba buscando una línea de atención para violencia en línea y encontré a Vita, esto fue en Noviembre de 2019 y desde ahí solo ha sido un aprendizaje constante con una teoría, estamos convencidas de lo que hacemos y pudimos consolidarlo en la práctica. Si, estamos haciendo lo correcto y el resultado es lo que hacemos y sobre lo que alertamos.

¿Cómo sumaron activistas a la línea de ayuda?

L. Nos atrevimos a hacer una convocatoria abierta al universo, de hecho P. y yo nunca nos hemos abrazado, nadie de la equipa de Vita se ha visto jamás, solo nos trae la magia del internet, la causa común y los entrenamientos con los que P y otra compa de Los Andes llegaron a ser las primeras acompañantes de Vita.

¿Cómo seleccionan a las compañeras que iban a integrar la línea?

L. Los requisitos eran muy simples, la manera como estaba estaba formulada la convocatoria te llevaba a autoeliminarte si no vibrabas, la pregunta era si has colaborado en colectivas feministas. Lo único que no poníamos es que las personas tuvieran entrenamiento psicológico o médico, queríamos que fueran ‘periodistas o personas que son psicólogas pero que tienen activismo porque esta línea no es de atención médica es una línea de atención de pares, y la otra es la química, pues fuimos así tejiendo esta red.

¿Cómo es el entrenamiento?

P. Tiene que tener interés en tecnología, en la ciberseguridad, y de los aprendizajes surge la premisa de estar presentes, es algo que siempre mencionamos. Esta frase “estar presentes” ha significado un aprendizaje de sensibilidad y empatía por la otra persona que lo integramos junto a un básico de primeros auxilios psicológicos.

También aprendimos a decir si estamos bien o no para poder estar en ese momento en la atención de la línea porque necesitamos estar 100% en la línea. En los entrenamientos aprendimos que nuestra misión es acompañar entendiendo cómo funciona el tema de las violencias con una formación feminista.

L. Todos los elementos se pueden resumir en un solo enunciado, en la línea nos importa lo que le pase a las demás personas en demasía, ese es el común denominador y al mismo tiempo somos bien empáticas con las demás porque creemos que no es posible un internet sin nosotras.

¿La organización tiene algo de las experiencias de acompañamiento de las primeras feministas que aprendieron métodos de aborto seguro y lo compartían a su comunidad? 

L. De hecho esa es una provocación, madres que nos inspiran, una es “llama a Lucy”, que era una línea en San Francisco para concertar una cita con una “amiga” y conseguir asesoramiento. la otra es, están en Paquistán y tienen una línea de ayuda telefónica que el municipio les había dado. Al saber de eso dije “tenemos que tener algo así” por eso nos organizamos y avanzamos de manera ordenada, sistemática y científica.

Collage de Rael Brian

¿Cómo es la estructura de la organización?

P. La pandemia mostró varias cosas en las que veníamos trabajando y la línea creció, por eso estamos acomodando los roles. Hay un punto en común que son nuestras raíces, la línea de atención de la que nadie se despega pero tenemos otras tareas en comunicación, investigación y diseño.

L. Cuando estamos en línea esa persona es la ama y señora de la línea para tomar decisiones, y mientras estamos en las redes sociales tenemos conversaciones de una a una, y también conversaciones grupales. Haciendo un informe sobre nuestro proyecto vi que en día conversamos con alrededor de 150 personas que están en las redes, en el aquí y en el allá.

¿Cómo impactó la pandemia en la comunidad que se comunica con Vita?

P. Por lo general la línea de atención tiene canales propios, algunos mensajes llegan por las redes sociales y creemos que la principal es twitter. Otros llegan por los números de contacto en Signal, Telegram o WhatsApp.

Como herramienta de autocuidado no hacemos visible a Vita de una forma grande, por ejemplo no pautamos publicidad en redes y la gente que necesita nos busca y durante un buen tiempo vamos a seguir así. La mayoría de nosotras comparte contenido de Vita pero nadie precisa que es parte de la línea. 

¿Qué consultas reciben?

L. Antes de marzo del 2020 nos llegaban dos o tres casos por semana y generamos conocimiento general para mostrar que existíamos en redes sociales pero pospandemia empezamos a recibir dos o tres casos por día.

Los principales casos son los tradicionales, difusión no consentida de contenido íntimo con fines de extorsión o fines de vulneración de la persona y “doxting” (información identificadora de una persona -como su nombre real, dirección particular, lugar de trabajo o datos financieros- en internet, y luego divulgar al público sin el permiso de la víctima) aunque también nos llegan consultas de gente que padece cansancio crónico y ansiedad.

En 2020 las amiguitas de Vita, adolescentes llamaban para preguntar, sin amistades y sin escuela, si la vida tenía sentido. 

Entonces ahí trabajamos con la creación de resiliencia en un contexto anticapitalista, porque el sistema supone que producir te va a llevar a algún lugar, o que teniendo 79 trabajos vas a demostrar más tu valía. Por esto nos perfilamos para iniciar y compartir medidas de autodefensa o de autoconstrucción para decir” a la violencia yo la paro”.

P. Que aumente la distribución de contenido no consensuado es parte de la cultura de la violación. Agrego que también hemos brindado asesoría a colectivas feministas porque los discursos de odio incrementaron al igual que la violencia virtual sobre todo hacia las mujeres y colectivas que defendemos derechos.

Las mujeres tenemos esta múltiple exigencia, si somos activistas tomamos muchas tareas y también nos ocupamos del trabajo, tareas de la casa y de cuidado. ¿Notan ustedes que naturalizamos las violencias?

L. Fíjate que parte del trabajo de justificar y de generar un espacio donde hay confianza en la línea tiene que ver con hacer la tareas. Hemos acompañado un #metoo muy grande en Guatemala, en estos últimos días acompañamos el #metoo de Venezuela, también el paro nacional de Colombia y hemos dado talleres en redacciones en casi toda Latinoamérica haciendo intervenciones en grupas para solucionar conflictos, para lidiar con el cansancio, el estrés y el agotamiento. Spider Alex, mi amiga ciberactivista que está en Berlín, siempre dice que la precarización económica y el desgaste de las estructuras hace que la violencia cale más hondo, y cuando cala porque no hay qué comer, es un sálvese quien pueda, Y lo vemos en Colombia, Chile Venezuela, Bolivia, México y no es cosa menor que en nuestros países la violencia digital se vuelve física, y a las mujeres nos matan. Para nosotras el derrotero no es romántico porque nunca sabes cuándo el agresor que es el patriarcado, tu ex, tu jefe o tu tal, va a tomar cartas en el asunto en una lucha en la que tu ya de entrada estás perdiendo.

La línea es un espacio político revolucionario y nosotras no nos podemos detener porque esto no se acaba y cuando tocan a una tocan a todas.

Collage de Rael Brian

En la lucha por el reconocimiento a nuestro derecho a abortar en LAC podemos ver lo peor de las fuerzas conservadoras a la hora de los ataques, ¿qué lectura hacen?

P. Yo creo que en el contexto latinoamericano esta es una década muy interesante con gobiernos en los que es muy difícil entrar, que propiamente son antiderechos aunque no lo expresen, y que son personas con ideologías contrarias a la ampliación de derechos, pero por otro lado vemos la ola de Argentina, la constituyente de Chile y el paro nacional de Colombia.

Aún así la cultura patriarcal que existe es muy fuerte y en esa medida los discursos de odio aumentan contra quienes decidimos nuestra identidad o no maternar. Los ojos de Latinoamérica estuvieron acompañando el logro de Argentina pero en otros países la discusión es mucho más difícil. No pasamos a la discusión sobre la salud pública sino que aún debatimos sobre religión. Y no quiero hablar de Centroamérica donde hay un retroceso de derechos.

L. Cuando nosotres, como en este caso, estamos peleando por la autodeterminación con la cuerpa física no le ponemos atención a la cuerpa digital, y es necesario tener una visión más integral para poder reaccionar políticamente con más entereza a la situación. Esa es la provocación que hace Vita, porque la violencia está presente en todos los estadios.