Alfredo no lo podía creer. Una viejita que lo conocía de niño le había regalado un Renault 12, antiguo, pero sin uso. La anciana no manejaba y cuando el marido compró el vehículo, falleció a los pocos días. El automóvil quedó estacionado por años en la cochera.
LA HENDIJA- Por Jorge Sallenave- primera parte
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