PESADILLAS
Por Jorge Sallenave (*)
…Ensueño angustioso y tenaz… pesado… duro, áspero e insufrible, fuerte, violento o dañoso. (Diccionario del Real Academia Española)
Un niño sonámbulo
Él no sabía que era sonámbulo, mucho tiempo después pudo saberlo a medias.
Dormido caminaba y soñaba. Quienes se lo dijeron fueron los padres.
También supo, años más tarde, que era un fenómeno de pocos años y que se trataba de un pesar generacional.
Se preguntó entonces, mucho tiempo después, si era herencia de su padre, de su madre o de ambos.
Se inclinaba por su mamá, quien solía despertarlo. No así su padre, que dormía con grandes ronquidos y se molestaba cuando su esposa lo despertaba.
Una noche, el niño trató de arrojarse a la primera planta, porque desde ese lugar llegaría a un aeromodelista que vivía a una cuadra de su casa. Lo zamarreó la madre y desde ese entonces las caminatas cesaron y aparecieron las pesadillas.
Soñaba con Benavídez. Sentía que él lo golpeaba. Transpiraba dormido.
Benavídez seguía presente en sus sueños, con dientes desparejos, cabello abundante y lacio, lo amenazaba y lo golpeaba con sus manos grandes. También lo escupía.
Nada de eso sucedía y al final las pesadillas cambiaron.
Al llegar al primer año del secundario, su pesadilla era que los de mayor edad le pegaban. También se tomaban de él en los baños públicos.
Al cursar el último año del secundario, las pesadillas cambiaron y si bien sentía miedo, era difícil que lo aterrorizaran. Soñaba que subía en un avión, el aeroplano iba por las calles de la ciudad entre los cables telefónicos, la arboleda, las casas.
En las pesadillas solía lastimarse, pero en otros momentos, el avión tomaba altura sin producir daño.
Curiosamente, no sufrió pesadillas cuando sus padres fallecieron. Se preguntó por qué sucedía eso y llegó a la conclusión que eran buenas personas y que no lo traicionaban.
Quien fuera un niño sonámbulo se transformó en un hombre de 35 años.
(*) La Opinión y La Voz del Sud tienen el honor de presentar estos cuentos inéditos de Sallenave. Escritor consagrado que es pluma y esencia de las letras puntanas. La pandemia no pudo con su inspiración, todo lo contrario. Publicarlo es siempre una celebración.