Notas Centrales, San Luis, Tertulias de la Aldea

Primer vestigio de devoción

Descripciones históricas en torno a la Capilla de Paso del Rey

Por Martín Cabanes

Un entramado vegetal de cortaderas, molles y el tan característico espinillo del suelo puntano, circundan una bonita edificación que fue testigo del período colonial. Esta iglesia fue levantada por la Compañía de Jesús alrededor del año 1690, siendo su historia considerablemente anterior a la independencia de las provincias unidas del Río de la Plata. La presencia jesuítica en el Corregimiento de Cuyo, al cual pertenecía la actual provincia de San Luis, tiene sus vestigios también en otros enclaves tales como Villa del Carmen e incluso en la ciudad capital. La capilla que ostenta el título de ser la más antigua de todo el territorio sanluiseño, era sede del creciente fervor religioso popular por Nuestra Señora del Rosario.

Está ubicada en el paraje conocido como Paso del Rey en alusión al paso del Marqués de Sobremonte por estas tierras e incluso este hecho fue posterior a la fundación de la capilla.

Luego de promulgada la Pragmática Sanción de 1767, un edicto para expulsar a los jesuitas de las posesiones de Carlos III, esta fue acatada entre el 31 de marzo y el 2 de abril de ese mismo año, empezando por España, sin olvidar añadir la incautación de sus posesiones. Según el doctor en Historia Julio Djenderedjian, la confiscación de sus bienes sumaba sólo en lo que hoy es la Argentina unos 30 millones de pesos de entonces o alrededor de 3200 millones de dólares de hoy.

Los ecos de esta Real Ordenanza sobre la Orden Jesuítica no fueron ajenos al rincón cuyano del imperio español. La fatídica noticia no tuvo repercusión inmediata en esta parte escondida de América debido a factores de dificultad propios de la época, tales como demoras en cubrir las enormes distancias entre España y las Indias Occidentales, o el inadecuado estado e incluso falta de caminos transitables para llevar y traer correspondencia. De hecho, la mano de obra es ampliamente solicitada en las distintas jurisdicciones de los jóvenes poblados. Apenas un año antes, en 1766, es requerida una reparación de caminos, y puede leerse en el auto ordenado, documento Nº 187, en carpeta Nº2: “Reparación de caminos para poder transitarlos y facilitar al vicario y sus sacerdotes que sean llamados a confesiones y administrar los sagrados sacramentos (…) so pena de seis pesos al que (…) no cumpliere con lo mandado.”

La capilla que centra estas líneas fue abandonada como tal y utilizada como posta para mineros en su viaje hacia La Carolina y desde ella algunos años después. Se cuenta que los originarios de las distintas geografías en las que eran fundadas las reducciones jesuíticas americanas, preferían a los jesuitas como amos y no a otros nuevos europeos ya que este grupo religioso era conocido por ser prácticamente el único que los trataba con cierta dignidad humana.

Estos hombres temerosos de Dios, normalmente cuidaban a los naturales de la esclavitud y la educación impartida (a pesar de hablarse en los actuales ámbitos universitarios solamente de la doctrina cristiana, la dialéctica o la repetición) era eminentemente laica. Enseñaban Artes (de ahí la bella confluencia, en otras latitudes de, por ejemplo, el llamado “Barroco Guaraní”), ciencias exactas, Geografía y técnicas de Ganadería. En los ámbitos de la Filosofía y de la Historia se estudiaban obras clásicas latinas cómo: “La filosofía de las costumbres” de Cicerón, o “Las historias” de Tácito, obras que luego de su lectura se debatían objetivamente. Se sabe incluso que, además de enseñar, se ocuparon ellos mismos en aprender y rescatar del olvido a las lenguas locales y costumbres preexistentes.                                                                                                    

Volviendo al destino posterior de la capilla, se sabe que, ya en el San Luis propiamente dicho, bien entrado el siglo XIX, se abandona también su uso como posta del oro. Hay alguna intervención para resguardar el legado edilicio en este siglo, hacia 1879, del Presbítero Don Francisco I. Aguirre solicitó permiso para usar “$200 arriba”, en la reparación de la capilla de Paso del Rey y Carolina “próximas a venirse al suelo”. Ya para el año 1951, un propietario de aquellas tierras, Don Gregorio Urquiza, hizo remodelaciones respetando los materiales utilizados originalmente para su construcción. A pesar de haber sido declarada Patrimonio Nacional en 2015, restan medidas para su preservación material. Si bien sus gruesos muros de adobe de un metro de espesor, han resistido al paso del tiempo, el hurto y las inclemencias naturales, la construcción ha sufrido un deterioro progresivo al no estar protegida. La campana, por ejemplo, fue robada y hasta hace 25 años aún conservaba su techo.                               

Testimonios ocultos de nuestra historia reposando en algún bellísimo cerro, a la vera de un arroyito o entre los pasos transeúntes de la multitud.

Capilla Paso del Rey, San Luis, 1918. Foto José La Vía/publicación de Pircas San Luis en facebook.

Fuentes consultadas:

Documento Nº 187, carpeta Nº2, del 10/06/1766, Archivo Histórico de San Luis

Capítulo I, “Años decisivos” del Canal Encuentro (2016)

Visita a la capilla de Paso del Rey, Paso del Rey, San Luis