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Las “cosas” que nos habitan

La relación que las personas establecen con los objetos puede hablar de gustos, obsesiones, amor u odio por el caos, el orden y el desorden

Gabriela Pereyra

Las cosas que habitan nuestra vida la habitan desde muchos sentidos, pero lo pertinente es que la cosa no es como el saber, ella sí ocupa lugar.

Apego, desapego, consumismo, culpa, humor, obsesiones, compulsiones, pueden formar parte de nuestra relación con los objetos, pero en este amplio abanico resulta interesante pensar qué nos acerca o aleja de ellos. Y al mismo tiempo ver qué lugar ocupan los objetos, de qué manera, qué significa su ausencia o su presencia. Su orden o su desorden. Su caos o su control. Pensar tal vez si somos humanos habitados por objetos u objetos que habitan a los humanos.

Por una parte, se puede hablar de un trastorno, síndrome y, en definitiva, enfermedad, en aquellas personas que presentan compulsión por acumular objetos.

El trastorno por acumulación es una enfermedad que hace que las personas sientan una fuerte necesidad de juntar objetos. No pueden soportar la idea de separarse de sus pertenencias.

Con el tiempo, esta cantidad de objetos parecen apropiarse de la casa, impidiendo circular, ventilar y ocupan todos los lugares. Cubren mesas, camas, pisos, obstruyen las ventanas. Están en los pasillos y las habitaciones, incluidos cuartos de baño y cocinas pueden llegar a estar tan llenos de cosas que es imposible usarlos ni mantenerlos limpios.

Los objetos acumulados a menudo son cosas corrientes, como periódicos, envases de plástico, fósforos, ropa y demás. Pero diferentes personas acaparan todo tipo de cosas diferentes. Y algunas acumulan por ejemplo, gatos, perros u otros animales. Se convencen sin sentido de que “para algo puede servir” y entonces el objeto se queda.

Las personas que tienen esta enfermedad pueden sentirse muy avergonzadas o culpables por su comportamiento o no. Y, aun así, la idea de deshacerse de cualquier cosa es algo que las perturba mucho o angustia. Quienes conviven con estas personas sufren, pero a la vez terminan sucumbiendo porque, aunque tiren algunas cosas con disimulo saben que el darse cuenta provocará algo peor. Este trastorno no debe confundirse con el coleccionismo. Los coleccionistas sí desarrollan un orden y estrategia para poder exhibir lo que coleccionan, y esto no interfiere su vida diaria. El acumulador no, y las acciones provocan condiciones insalubres. 

La ciencia ha establecido que, de cada 100 personas, entre 2 y 6 sufren trastorno por acumulación. Aunque la causa exacta que lo provoca no está determinada, algunos datos infieren lo hereditario, porque las personas refieren haber tenido a alguien en su familia que acumulaba.

En ocasiones las personas con estas problemáticas suelen tener dificultad para tomar decisiones en otros aspectos de sus vidas. Es tratable con psicoterapia, mientras antes se diagnostique más a tiempo estará de no caer en problemas de higiene, buen dormir, y dañar sus relaciones socioemocionales.

Los Trastornos Obsesivos Compulsivos (TOC) presentan diversas características, el de la acumulación es uno, pero también puede desarrollarse obsesión hacia el orden excesivo y la limpieza de los objetos con los que habita. 

En psicología se conoce como trastorno obsesivo compulsivo de limpieza y orden, y es un trastorno de ansiedad que se caracteriza, por un lado, por pensamientos intrusivos recurrentes (obsesiones) sobre la contaminación, suciedad, gérmenes, limpieza y sobre la necesidad de que las cosas estén en el orden “correcto” y, por otro, por actos o conductas repetitivas (compulsiones) como limpiarse las manos, ropa, casa, ordenar objetos, entre otros.

La persona realiza estas conductas para evitar el malestar que provoca su ansiedad y los pensamientos obsesivos. El TOC de limpieza y orden es uno de los TOC más habituales.

Las personas que padecen un TOC de limpieza y orden, limpian la casa todos los días, necesitan mantener las cosas siempre en el mismo lugar, se sienten incómodos si encuentran una mota de polvo o algo de un modo distinto al que esperan, repasan las tareas que otros realizan, necesitan lavarse las manos y/o objetos constantemente, consideran que si no limpian ellos mismos no estarán lo suficientemente limpias, llegan incluso a alterarse y pueden llegar a convertir la vida de quienes les rodean en un infierno.

El desorden como creativo… Francis Bacon en su estudio.

Ser limpio y ordenado que a priori podría considerarse una conducta positiva, se convierte en un Trastorno obsesivo compulsivo cuando esclaviza a la persona, le hace invertir mucho tiempo y le crea problemas en el entorno.

Es delgada la línea que separa la manía de la obsesión. La persona que tiene esta obsesión tiene dificultad para llevar una vida normal, si invierte demasiado tiempo en sus rituales de limpieza y orden, y se muestran muy molestos cuando las cosas no se encuentran a su manera, es muy posible que presente esta obsesión de limpieza y orden y que, sea conveniente la ayuda psicológica.

Del orden al caos ordenado

Con el crecimiento de lugares de influencia en redes, abundan espacios que hacen apología del orden y por ende captan a un público obsesivo que solo viene confirmar que no están solos y alguien los interpreta.

Así Marie Kondo ha sido una clara representante de cómo mantener a raya el orden de los objetos y estimulada la obsesión. Con su método KonMari habla de “la magia del orden”. A su favor se puede decir que va en contra de la acumulación y que aquel objeto que ha de permanecer en nuestras vidas, lo haga en perfecto e impoluto orden.

Como las casas le parecen poco desafío, la gurú japonesa se encuentra ahora en la idea de ordenar pueblos y ciudades. De hecho, llaman a casting de pueblos que quieran participar. Como una curiosidad. o paradoja recientemente Kondo ha confesado que se rinde. En una entrevista a ‘The Washington Post’ dijo que la maternidad ha cambiado su forma de pensar y que con tres hijos tener la casa ordenada constantemente es imposible. “He hecho todo lo posible para mantener mi casa ordenada en todo momento. Pero terminé dándome por vencida. Ahora me doy cuenta de que lo que es importante para mí es disfrutar el tiempo con mis hijos en casa”, añade Marie Kondo, que a raíz de su nueva filosofía ha sacado otro libro que poco o nada tiene que ver con su estilo de vida hasta ahora.

Para seguir con esto de atribuirle sentido a los objetos existen personas dedicadas abnegadamente a las energías y su buen fluir. El Feng Shui es “el estudio que trata de la organización de nuestro entorno para mejorar nuestra calidad de vida”, según define concretamente Terah Collins -especialista y fundadora de la escuela occidental que enseña la disciplina- en su libro Feng Shui, habitación por habitación. 

Una técnica que “observa las relaciones entre las fuerzas visibles e invisibles de la naturaleza” para que el hogar esté en armonía con su entorno. De hecho, antiguamente se trataba, fundamentalmente, de adaptar el jardín de la casa. En la actualidad, como la vida urbana dificulta la conexión con el medio ambiente, se toma la sabiduría del feng shui para aplicarla puertas adentro e intentar, a través de la decoración y de la disposición del mobiliario, equilibrar la energía que circula por la casa.  La Escuela Hispanoamericana de Feng Shui aconseja que tiene que haber espacios libres ya que la energía chi se estabiliza cuando encuentra espacios abiertos. El lugar vacío, entonces, es importante”, recalca el especialista. Sería aconsejable que:

  • No abarrotes los ambientes de muebles y objetos.
  • Trates de deshacerte de todo lo que no te guste, no uses o no necesites. 
  • Siempre le des prioridad a la seguridad y la comodidad, por sobre la estética. 
  • Procura mantener todo ordenado: el caos sólo va a deteriorar la energía de tu casa.

La energía que circula por tu casa impacta en tu calidad de vida según el feng shui. Por dar algunos ejemplos, el espacio de entrada a la casa debe ser espacioso para que fluya la energía, la cocina debe tener alguna planta verde, el dormitorio no debiera tener un espejo frente a la cama y muchos más consejos que involucran nuestra relación con las cosas que nos rodean.

Pero por otra parte, y en tema de objetos y espacios de distribución, han surgido nuevas lecturas en torno a los jóvenes y su relación con los objetos. Se habla de Cluttercore: la tendencia a hacer del desorden un arte, muy en contra del “minimalismo” ¿Quién no ha entrado alguna vez a un lugar despoblado de objetos y sin saber a qué se refería, ha dicho “muy minimalista” ?, ¿no? Hasta un plato de comida con dos espárragos y un pequeño budín de algo en el centro, dibujado con salsas, hemos catalogado como “minimalista”, por no decir: qué poco vamos a comer hoy.

El Cluttercore se entiende como maximalista, y se acrecentó tras los encierros de pandemia. Está más presente en jóvenes y el desorden ordenado que le imprimen a sus espacios. Un caos minuciosamente pensado. Se centra en exhibir aquellos objetos que nos hacen sentir bien y nos definen, huyendo del estilo impersonal en que se cae a veces cuando se apuesta por el minimalismo, y convirtiendo el entorno que nos rodea en un lugar acogedor.

“El neologismo nace de la contracción de los términos ingleses clutter (desorden) y core (esencial), y consiste en llenar las estancias de tu casa hasta tal punto de que se cree un efecto recargado que parezca caótico. Pero no es cuestión de ir acumulando cosas sin ton ni son, donde te venga en gana y dejándolo todo desordenado. Debe parecer que está desorganizado, pero sin estarlo.

En realidad, para que este estilo funcione, todo debe estar perfectamente pensado y ordenado. Aunque también es vital que su aura te represente”, describen en la revistainteriores.es.

En estos espacios podrás ver que objetos queridos o que significan algo se amontonan con un sentido: peluchito, peluche, peluchón. Imanes. Muñecos y muñecas. Almohadones. Retratos y cuadros. Monedas y moneditas. Juguetes. Lo que se te ocurra, mientras signifique algo para vos.

Este apego por lo material seguramente tendrá un significado distinto en cada persona, lo importante es poder discernir para que ese vínculo con los objetos no se vuelva limitante o condicionante del natural transcurrir.

Todos los ambientes del cluttercore se caracterizan por estar cargados de elementos.