Expresiones de la Aldea, San Luis, Tertulias de la Aldea

Mujeres en el bar

Ana María Calderoni (*)

Cuánto tiempo se paga el peaje de un orgasmo en período fértil, se preguntan mis congéneres, esos que engendran.

¿Cuánto?

Tiempo, el tesoro del tiempo, que nueve meses después del fantástico orgasmo, es el tiempo el que se desliza entre vagidos, berrinches, ombligueros, baberos y noches de llanto intraducible de bb.

De dolor ardor irritación inflamación grieta sangrado de pezones.

De depresión posparto, que es eterna.

De regurgitaciones y vómitos varios. De cacas meconianas y de otros colores. De mocos verdes, de fiebres rojas.

¿Se paga en colores de arcoíris? ¿A quién le pagamos el tiempo y los arcoíris?

Sin mencionar el dolor de parto, o los puntos de la cesárea, o el tajo en la vagina (episiotomía le dicen).

 ¿Se lo pagamos a la sociedad que te felicita por engendrar y perpetuar la especie humana? Una especie que según se mire, destroza a los cuatro vientos, al espacio y a las profundidades y superficies marítimas y otras fuentes de oxígeno, indispensables para la supervivencia de la humanidad.

¿O la maternidad se ensalza sin par porque hace falta mano de obra esclava que sigue contaminando sin ni siquiera saberlo?

Una de las congéneres dice que con les hijes, si salen buenes, vaya una a saber qué significa buenes, es sólo una cuestión de suerte, otra, que gusta de sufrir, dice que son una bendición, aunque no queda muy claro qué es una bendición, y otra más, que no los tuvo, se lamenta por no tenerlos y se aburre y corta la filosofía del café queriendo hablar del clima o de viajes imposibles. Hay una más, que paga su café sin dejar propina y se va, tiene un turno dice. La que se va fue obligada a parir una criatura muerta hace unos años. Luego se divorció y vive sola, bueno, vivir es una manera de decir, sólo porque respira y le circula la sangre, muy clarita, pero le circula.

Hay más, porque no son siempre las mismas las congéneres, esta última tiene una única descendiente y se la pasa diciendo que es maravillosa. Todas sabemos que no lo es.

Siempre te felicitan por la maternidad. O sea, te desean ser feliz. Pero nadie sabe si bb es bueno o no. Si es con suerte o no. Tampoco se sabe qué tipo de suerte. Si es bb bendecido o no.

Pero si volvemos a la primera pregunta, de muy difícil respuesta, ¿tanto pagamos?

En llantos nuestros, en descalcificación, en deformidades corpóreas varias, como tener panza, várices, celulitis.

Perder la cintura, o la vida.

En discusiones familiares, con el progenitor, si está presente.

Le pagamos al profesional de la psicología, donde lloramos lágrimas ácidas, que nos arrugan más que alguna risa que ni recordamos.

También pagamos prolijamente la consumición.

“Dos mujeres con sombreros tomando café en la mesa”, por Vicki Londerville.

(*) Ana María Calderoni. Silenciosa. Lectora incorregible. Últimamente algo solitaria, cada vez más. Me gustan las berenjenas en todas las preparaciones y las manzanas verdes crudas. No creo en las publicidades ni en el amor de pareja. Pocos hechos me sorprenden. Incurable.