Expresiones de la Aldea, La Aldea y el Mundo, San Luis

Oscar Panno, genio y figura

El legado del Gran Maestro argentino que trasciende el tablero de ajedrez

Por Claudia Amura

En 1978 cuando empecé a incursionar en el mundo del ajedrez, abrí un paquete de figuritas del deporte argentino y lo vi bajo el epígrafe “Oscar Panno, Campeón Mundial Juvenil”. Me impresionó quizá, porque aún hoy prevalecen discusiones sobre la deportividad del ajedrez; pero ahí estaba sentado en una elegante silla frente al tablero el primer ajedrecista nacional y sudamericano inmortalizado en esa imagen para jugar y canjear.


Cuando cumplí 14 años tuve el privilegio de escuchar sus clases, para ello debí asociarme a al Club River Plate ( siendo hincha de Boca) y viajar 3 horas dos veces por semana y así presenciar 3 horas de análisis de partidas de maestros ó inexpertos, daba igual porque Panno te enseñaba de todos y para todos, democratizaba la clase.


A los 20 años obtenía el título de GM perfilándose entre los 10 mejores del mundo pero optó por sumar a su currículum el título de Ingeniero Civil, a raíz del amateurismo del ajedrez.
Pero su lugar estaba frente al tablero y aunque en la madurez ya las energías no eran las mismas, su talento para la enseñanza lo hacían paso obligado de los ajedrecistas hoy consagrados del país.

A los amantes del ajedrez que quieran reproducir la partida, aquí los detalles.


Su carácter no era muy afable y bajo el mote de “Doña Táctica”, me marcaba errores con subidas de tono y frases célebres como “antes de hacer esta jugada tenés que cortarte la mano”… o aquellas muy dogmáticas como “esta apertura sólo la juegan los locos”, haciendo referencia a Kasparov.


Nos enfrentamos muchas veces y aunque el score lo favorece, tenemos muchas tablas quizá porque entre ambos prevaleció su solidez y una defensa impenetrable como la del catennacio.

El desafío


Contra los pronósticos arranqué ganando las dos primeras, la tercera fue tablas, en la cuarta tengo un final con peón de ventaja y lo veía tan resignado y al público arengando a mi favor como si se tratara de un circo romano que ofrecí tablas.
Luego del apretón de mano, me miró seriamente y me dijo:”Lo que acabás de hacer es imperdonable, este final tenías que ganarlo”

La 5ta fue tablas, pero de la 6ta en adelante el león herido hilvanó cuatro triunfos consecutivos para inscribir un año más de liderazgo y anunciar su retiro con laureles como corresponde a un grande.