El arte, desde la antigüedad, ha sido utilizado para promover mensajes políticos. En la era digital, la propaganda política se ha adaptado a las redes sociales y a la globalización, con memes, videos virales y publicidad dirigida en línea. El uso del arte para la propaganda política puede tener implicaciones éticas y culturales.
¿El arte puede ser utilizado para manipular las emociones y las creencias de las personas? ¿Hasta qué punto es aceptable esta práctica?
Un artículo de Gerardo Masman
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