Un año después de la gloria
España especial para La Opinión Por Gabriel Gargiulo
Un año pasó de aquella locura infinita que fue la consagración de Argentina campeona del mundo.
De aquellos abrazos interminables con los amigos, de lágrimas, gritos, alaridos encerrados en el living de mi casa, con el ensordecedor volumen del televisor relatándonos la historia a nosotros, en Palma de Mallorca, a trece mil kilómetros de distancia de nuestro querido país.
Pero estábamos más cerca que nunca, rodeados de amigos que conocimos en el exilio, inundados de banderas celestes y blancas, con algún que otro póster invocando al Diego para que también hiciera fuerza junto a nosotros.
Este Mundial lo vivimos diferente a los anteriores… cada partido era un motivo para juntarnos.
Alguno a la siesta, en el que hacíamos la previa con el asado. Otros por la tarde con sesiones de mates y facturas. y los que eran por la noche, una picada servida con anterioridad… nadie se iba a poner a hacer nada que no fuera mirar el televisor.
Y después de la dolorosa primera derrota, a medida que iban pasando los partidos y sumando los triunfos, como decía la canción que más sonó en todos lados: “Muchachos, nos volvimos a ilusionar”.
Y llegó la final contra Francia. Para nosotros, los que abrazamos la cábala de ver todos los encuentros en mi casa, fue la final mas larga del mundo, porque el partido era a las cuatro de la tarde nuestra. A las diez de la mañana ya estábamos prendiendo el fuego; después vino el asado, la sobremesa. Y a ver la previa con el café, el mate, la torta… Por supuesto, la jarra de fernet de mano en mano… bien Argentino.
Y para qué vamos a recordar cómo gritamos los goles, cómo nos sentimos campeones antes de tiempo, cómo volvimos a sufrir y putear a Mbappé cuando empató. Y cómo nos paralizamos con esa atajada del “Dibu” Martínez al final. Del penal de Montiel que desató la locura y de cada imagen de esa tarde inolvidable, que en este momento, un año después, la tenemos inmortalizada en nuestras retinas, latiendo en nuestro corazón.
¡Cómo pasa el tiempo! ya un año de aquel momento sublime. Eterno.
Con lo que nos costó conseguir esa tercera estrella que hoy luce la “Albiceleste” en el corazón, arriba del escudo de nuestro futbol.
Lo festejamos hoy y lo seguiremos festejando de por vida. ojalá no llegue muy tarde la cuarta. Y quizás la podamos ver. Yo, desde ya, me considero afortunado de haberlas visto a todas.
España se vistió de argentina
Yo fui de los que se quedaron en casa, mirando la tele y disfrutando lo que veíamos a la distancia. En cada ciudad y en cada rincón de nuestro país la gente llenaba las plazas, las avenidas, el Obelisco. Ver eso me ponía la piel de gallina.
Mis amigos de San Luis me mandaban las fotos de la plaza Pringles… se me caían las lágrimas.
Y en España, en cada ciudad, los argentinos coparon todo y lo tiñeron de celeste y blanco. No solo Madrid y Barcelona, las ciudades principales. Los chicos más jóvenes que vieron el partido con nosotros se fueron a la Plaza de las Tortugas y de allí nos mandaban fotos y vídeos de la marea argentina.
Y esa misma noche en que Argentina se consagró campeón, los noticieros de España plasmaron la invasión de nuestros hinchas y la alegría interminable.
Como dicen aquí, de una pasión única en el mundo.
Quedate, Scaloni…
Cuando leí esa noticia de que Scaloni deja la selección, me quería morir. Los desencuentros con el presidente de la AFA. Todavía me queda la esperanza de que eso cambie.
Justo ahora que no solo logramos el título mundial, sino que se armó un proyecto de trabajo, con gente que vistió y sintió los colores de la Selección.
Me acuerdo cuando nombraron a Lionel Scaloni técnico. Fue un asombro para todos.
Sin experiencia ni trayectoria como entrenador.
Él estaba en Mallorca, su residencia habitual, como yo. A los pocos días de su nombramiento tuvo un accidente con su bicicleta: fue atropellado por un auto y salió en todos los medios de comunicación, por suerte para él, ileso, con solo algunas magulladuras.
No te vayas, Scaloni.
Si es por motivos personales es entendible, él tiene a su familia aquí, de la que estuvo alejado por mucho tiempo.
Yo siempre digo que Mallorca es la mejor ciudad del mundo para vivir… y también desde donde más se extraña a Argentina.
Ojalá te agarre la añoranza y te quedes allá.. y te podamos seguir viendo al mando de esta selección.
Que armaste vos y tus colaboradores.
En la que ya está a punto de culminar el ciclo del gran capitán Leo Messi, quien ganó el título que le faltaba en sus palmarés. Ni estará el “Fideo” Di María… otro ícono de los goles increíbles y valiosos.
Pero está la base de un equipo consagrado Campeón. Con mucho futuro y proyección.
Aunque me temo que sin el guía y con cambio en el timón de mando… sería un volver a empezar y casi sin garantías.
El otro triunfo
Y a días de cumplirse el primer aniversario de la conquista del Mundial de Qatar, en Argentina asumió el nuevo presidente Javier Milei.
Un caso similar a Scaloni. Llegó sin consenso, sin estructura, sin gente que apostara por él.
Y también ganó, en este caso las elecciones en el balotaje.
Hay un paralelismo. La gente también se volcó a las calles y celebró un resultado.
En el fútbol, Argentina necesitaba un título mundial. Y en la política un cambio.
Los que emigramos de nuestro país, a medida que pasan los años, analizamos la situación desde otra perspectiva. Desde la objetividad, con el paso de los años estando lejos empezás a perder el fanatismo, ya sea de un club de fútbol o de un partido político.
Te amoldás un poco al país donde vivís, a las costumbres. A poder ir a una cancha de fútbol y observar que en un clásico Real Madrid-Barcelona, están todos mezclados. No hay violencia, ni agresiones. Y sea cual sea el resultado, al día siguiente vuelve todo a la normalidad.
En la política igual. Llevo veinte años en España, las elecciones que viví aquí, una vez ganó un partido, otra el rival. Y después de las elecciones de un domingo cualquiera, al día siguiente todo vuelve a la normalidad.
Y hace más de 20 años que me fui, a las puertas de un “Corralito” y una crisis hiperinflacionaria, que no es muy diferente a la situación actual. Y no somos capaces de preguntarnos qué hicimos en estos veinte años.
Fallamos como sociedad.
Acá en España me preguntaban cómo es posible que un país tan rico como el nuestro, con tantos recursos, que fue el “Granero del Mundo” y una potencia Mundial, estuviera así.
Me costó mucho intentar explicarlo. Y me preocupaba primero, por tratar de entenderlo yo.
Hasta que me cansé… y después de mucho tiempo, buscaba respuestas al por qué estamos igual o peor que hace 20 años, escuchaba la canción de Cacho Castaña “Septiermbre del 88”, o veía el diálogo de la película “Martín H”, en la que Federico Luppi, en su personaje de un argentino que emigra a España, le habla a su hijo del concepto de Patria. Y ya si me siguen preguntado lo mismo… les presto un libro de Marcos Aguinis, que se llama “El Atroz Encanto de Ser Argentino”.
Y desde mi análisis, en lo que podría ser este exilio. Al día de hoy, lo más preocupante que se generó no es la economía, el precio del dólar, la hiperinflación y todo lo que eso conlleva, sino la grieta de la sociedad.
Ojalá este cambio de gobierno sirva para taparla, y que todo el cemento que se emplee en ello sean los cimientos de una sociedad con esperanza y que nos conduzca a lograr lo mismo que significó con el fútbol, consagrarnos en campeones mundiales.