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Unas palabras de lectura urgente e imprescindible (parte 1)

IRIS

El 13 de junio de 2024 la Universidad de Burgos tuvo la feliz idea de otorgarle a Joan Manuel Serrat el título de Doctor Honoris Causa. En un tiempo donde se dicen tantas ligerezas y tantas banalidades, rescatar sus palabras al momento de aceptar la distinción resulta imprescindible:
“Buenos días y muchas gracias por su presencia en este acto. En primer lugar, como corresponde, quiero agradecer a esta casa de estudios el honor que me hace al distinguirme como doctor honoris causa de esta Universidad.

Me siento sumamente orgulloso y feliz. He dedicado gran parte de mi vida a escribir canciones y a cantar.

De otros aprendí este oficio, de otros, que antes lo aprendieron de otros y, me estimula pensar que tal vez con mi trabajo he podido aportar algo que ayude al aprendizaje de los que siguen.
Me siento parte de una cadena y entiendo que al concederme esta distinción no solo están reconociendo ustedes los méritos de una persona, sino también los de un colectivo de mujeres y de hombres que, con su obra, dignifican poética y musicalmente la canción y para quienes el valor de la música y la fuerza de la palabra son fundamentales. Con todas ellas y ellos comparto este reconocimiento.
Canto por el gusto de cantar. Me siento un hombre privilegiado que ha podido dedicar su vida a lo que le gusta y al que, además, le pagan por hacerlo.

Bendigo este oficio que me ha llevado a caminar el mundo y conocer gentes de todo tipo y condición, a veces, en lugares muy distantes de los que me vieron crecer.

Gentes que hablan lenguas diferentes, que tienen otras costumbres y otras maneras distintas de ver y de mirar la vida. Tal vez, por eso mi sentimiento de pertenencia a una tribu, mi concepto de patria, más que concretarse en una imagen sublimada de un territorio, se ha ido consolidando y enriqueciendo en el descubrimiento. Para muchos la patria es un lugar, para otros la patria es el idioma. Para algunos, es la niñez y, para otros, simplemente la billetera. Yo reconozco mi patria en los caminos. Como reza el lema de esta Universidad: “In itinere veritas”. En el camino está la verdad.

Decía mi madre que su patria estaba allí donde comían sus hijos. Eso mismo deben pensar miles de madres que a lo largo y ancho del planeta caminan con sus hijos a cuestas dejando atrás la tierra que los vio nacer, buscando un lugar en el que sus hijos crezcan y aprendan a convivir en paz en una nueva patria común.

Viéndolos atascados en los barrizales, en el descansillo de una Europa mezquina, vieja y desalmada, atorados a la orilla de un Mediterráneo que otrora fue cuna del pensamiento y puente de culturas, no puedo dejar de preguntarme; ¿dónde quedará la patria de esta gente…? Ellos solo caminan. Caminan donde los llevan sus zapatos, empujados por la guerra, la pobreza o el impacto climático que convirtió sus hogares en un lugar inhabitable. El cambio climático provoca ya más desplazamientos que las guerras. Es una realidad que afecta a todas las regiones del mundo y, a mi entender, el problema capital que enfrenta la humanidad.
La Tierra se ha calentado y enfriado en otras ocasiones de forma natural. Es cierto que siempre hubo inundaciones, incendios y catástrofes, pero esos ciclos fueron mucho más lentos. Hicieron falta millones de años. Ahora, en cambio, y como consecuencia de la actividad humana, estamos alcanzando en apenas doscientos años niveles que, en otras épocas, trajeron consigo extinciones. No se atienden como es debido las voces que, desde hace tiempo, avisan del peligro que comporta la excesiva dependencia de esta sociedad con los combustibles fósiles. Nos lo advierten los ríos, los mares y el aire que respiramos, más y más contaminados cada día. Sin embargo, el hombre persiste en abusar de las riquezas del planeta como si de un pozo sin fondo se tratara, sin tomar conciencia de la gravedad del problema y sin priorizar la gestión de un modelo de sociedad sostenible para que nuestra descendencia no herede un planeta enfermo.

No soy un científico, pero pongo atención a las palabras de los que saben…

(seguimos en la próxima)