El magnífico Teatro Nacional Cervantes
Editorial
En el barrio porteño de Retiro, en la intersección de Avenida Córdoba y calle Libertad, se emplaza el único teatro nacional de nuestro país: el Teatro Nacional Cervantes. El magnífico edificio, que reproduce la arquitectura renacentista de la Universidad de Alcalá de Henares, fue el sueño de María Guerrero y su esposo Fernando Díaz de Mendoza, que anhelaban tener “no solo una sala de espectáculos, sino un monumento de belleza a la gloria del arte español”. El proyecto finalmente se hizo realidad gracias al esfuerzo material del matrimonio, a donaciones de las clases acomodadas de la ciudad e, incluso, al compromiso del rey de España, Alfonso XIII, que hizo posible el envío de azulejos, telones, maderas y mármoles. El 5 de septiembre de 1921 fue inaugurado el Teatro Cervantes, con la puesta en escena de La dama boba, de Lope de Vega, interpretada por la misma María Guerrero.
Hasta 1926, producciones de autores españoles y locales, clásicos y contemporáneos, tuvieron espacio en el Cervantes: obras dramáticas, sinfónicas clásicas, festivales a beneficio y conciertos de orquesta pasaron por su escenario, alimentando el esplendor del teatro.
Debido a problemas presupuestarios, en 1933 el edificio fue adquirido por el gobierno del presidente Marcelo T. de Alvear para establecer, allí, el Teatro Nacional de la Comedia. A diferencia de Don Quijote, el Cervantes enfrentó problemas reales. Pero ni la quiebra, ni el incendio sufrido en 1961, ni los diferentes gobiernos de facto, pudieron doblegar a este gigante. Su espectacular edificio fue declarado monumento histórico en 1995 a través de la Ley 24.570, con el objeto de asegurar su preservación para todo el público.
Actualmente, en las distintas salas del Cervantes se pueden disfrutar de piezas teatrales, festivales culturales y ciclos de música. Asimismo, en virtud del federalismo que lo caracteriza, el teatro lleva a cabo la iniciativa TNC produce para el país, a través de la cual ofrece soporte técnico, económico y de producción para la puesta en escena, en su lugar de origen, de obras provinciales, previamente seleccionadas por concurso. La oferta cultural es, incluso, más amplia y abarcativa. En ello radica la enorme importancia que tiene el Teatro Cervantes, verdadero símbolo de nuestro patrimonio cultural.
Por desgracia, su homónimo londinense no ha corrido la misma suerte. El Cervantes Theatre, único teatro en español del Reino Unido, cerró recientemente sus puertas por falta de apoyo económico. Durante los últimos siete años, este teatro constituyó un espacio multicultural bilingüe para las obras españolas y latinoamericanas en ese país. Una verdadera pérdida.