Algunos preciosos aportes de gente muy valiosa
La Columna de Iris
Es un lujo seguir a la Leti Maqueda en Facebook. Cada tanto te sorprende con algún apunte estupendo. Y yo te lo paso. Me parece injusto vivir sin saber que Jorge Luis Borges escribió esto:
Los justos
Un hombre que cultiva su jardín, como quería Voltaire.
El que agradece que en la tierra haya música.
El que descubre con placer una etimología.
Dos empleados que en un café del Sur juegan un silencioso ajedrez.
El ceramista que premedita un color y una forma.
El tipógrafo que compone bien esta página, que tal vez no le agrada.
Una mujer y un hombre que leen los tercetos finales de cierto canto.
El que acaricia a un animal dormido.
El que justifica o quiere justificar un mal que le han hecho.
El que agradece que en la tierra haya Stevenson.
El que prefiere que los otros tengan razón.
Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo.
Qué hermosos versos. Y ni te cuento si seguís con Voltaire (francés, 1694-1778) y con Stevenson (1850-1894, escocés). Muchas gracias Leti. Seguro que los fanáticos borgianos (hay muchos en San Luis) lo conocen, y prefieren otros que juzgan mejores, pero como no es mi caso, disfruto mucho estas líneas.
Por otro lado, quiero dejarte esta propuesta. No para aplicarla, no para criticar a nadie. Es sólo para que te quede claro que siempre, siempre, se puede hacer otra cosa. Y que hay gente que investiga, estudia, piensa y suele proponer “otra cosa”. Que nadie le dé bola…es otro problema: “
…La novedad de la iniciativa pasaba por reemplazar los cierres masivos y políticamente inviables por interrupciones cortas (de diez a veinte días), selectivas (en determinados lugares o solo para ciertas actividades), planificados (que la población pudiera conocer con antelación tanto el momento de cierre como el momento de apertura y que se cumplieran dichos plazos, a diferencia de lo que había ocurrido con las prórrogas permanentes del ASPO) e intermitentes (esto es, apostar a la reiteración de estos cierres cortos en secuencias que permitieran impactar de modos simulables en una drástica reducción de la tasa de propagación e ir construyendo una “nueva normalidad” basada en rutinas de cierres y aperturas que el conjunto de la población pudiera internalizar y transformar en parte de su vida cotidiana).
Esto implicaba otorgar sutileza a las modalidades de intervención y precisión en cuanto a los tiempos y sus formas. El objetivo era mejorar la ecuación costo-beneficio de las medidas de cuidado y permitir con ello incidir en los climas sociales reacios a su implementación, otorgando herramientas que posibilitaran constatar de modos objetivables los efectos benéficos de las restricciones…”.
Esta propuesta fue bautizada ASPI (sigla de Aislamientos Selectivos, Planificados e intermitentes) y fue generada por un conjunto de organismos de derechos humanos, sindicatos, personal de salud y representantes científicos de distintas disciplinas. Es un trabajo serio con un fuerte fundamento. Lo leí en “Pandemia. Un balance Social y Político de la Crisis del Covid 19” de Daniel Feierstein, publicado por el Fondo de Cultura Económica. Un texto de lectura imprescindible. Queda claro, y por las dudas repito, que nadie le dio bola. Esto se hace sabiendo, por lo menos, matemáticas: simulaciones, series, proyecciones. Y, después, aceptando el saber de otros especialistas en otras disciplinas. Se hace estudiando e investigando. Y tratando de alejarse lo más posible de lo que vulgarmente se conoce como “hablar al pedo”.