Expresiones de la Aldea, La Aldea y el Mundo

EXILIARSE EN EL ARTE

La Opinión/ La Voz del Sud

Muchos oímos hablar del exilio, de aquellos que se van de su país de origen, del desarraigo, de la tristeza que genera. Numerosos textos de psicología, migración, neurociencia, o periodísticos lo explican. Muchas voces, por diferentes medios, lo cuentan.

Sin embargo, poco se sabe del insilio, que, a diferencia del exilio, es la sensación de extranjería en el país en el que uno nació, o vivió gran parte de su vida. Se trata de un término en construcción, nuevo pero a la vez de una tradición y una historia antigua. Es estar pero no estar. Es escapar sin emprender un viaje, o emprender un viaje hacia el interior.

En Argentina, como en otros países de la región, muchos insiliados vivieron la última dictadura militar, fueron exiliados en su propio país. De un lado a otro del territorio, o encerrados en un estado de viaje constante.

Evidentemente, este tipo de exilio contemporáneo al que nos referimos no puede ser, en consecuencia, idéntico al exilio del pasado. No existe, en nuestro caso,  un desplazamiento físico, un cambio de coordenadas espaciales de ningún tipo. Siendo diferentes por la existencia o no de un desplazamiento, una forma  en  que  podemos  redefinirlo es atribuyéndole un nuevo  significante. Y  éste, siendo ‘exilio’ una palabra de origen latino compuesta por el prefijo ‘ex-’ (fuera) y por el verbo ‘sălĭo’ (saltar), puede ser el ‘insilio’, palabra, por lo demás, que también existe en latín y cuyo significado es ‘saltar  sobre’.

Del mismo modo que la modernidad y la postmodernidad nos condenan al insilio, a la atomización del individuo en la sociedad, ese individuo ‘no está aislado, está atrapado en un cañamazo de relaciones más complejas y más móviles que nunca. Joven o viejo, hombre o mujer, rico o pobre, siempre está situado sobre “nudos” de circuitos de comunicación, por ínfimos que éstos sean’”, señala Miguel Tudela Fournet en “Inslio: formas y significados contemporáneos del exilio”.

“Orfeo, intentando rescatar a Eurídice que caiga al inframundo”, obra del pintor frances Michel Martin Drolling (1820).

Con las recientes migraciones venezolanas, las más antiguas afganas o sirias, el término insilio toma nueva relevancia: remite a los que se quedan, pero que igualmente sienten la opresión y el desarraigo del que se va.

A los que no pueden huir, pero se sienten fuera. A los que quedaron fuera de los programas de ayuda o estadísticas, pero que siguen existiendo en el presente, ahora.

Las expresiones del insilio y del exilio pueden ser variadas. Se encuentran en la literatura, en el arte visual y en la música. De esos insilios surgen nuevas corrientes, parecidas a las de los exiliados, con las que se comparten muchos sentimientos. El desarraigo no es solamente propio de los que traspasan una frontera internacional, también del que así lo siente. Es el arte el que, nutrido de esas experiencias, generará nuevas formas de ver lo que hasta ahora era una experiencia puertas adentro.

Insilio
Por Hernán Zamora

Novecientos dieciséis mil
cuatrocientos cuarenta y cinco
kilómetros cuadrados
arrasados
por voracidad de Tifón

Ciudades selvas cordilleras
plataformas continentales
islas industrias turbinas
puentes estaciones cables
flora fauna
historias creencias usanzas
deseos abrazos perdones
todo
devastado
por voracidad de Tifón

Sobrevivo
suspendido
dentro de dieciséis metros cúbicos de
aire

Ahí
me aferro a nueve libros.