Notas Centrales, San Luis

Escribir desde el interior

Sueños y vías que se cruzan desde latitudes diferentes gracias a la literatura. Capítulo tres.

Por Matías Gómez

Anchorena

Mirta Molina nació en Capital Federal, el 21 de septiembre de 1950, vivió en La Pampa y Mendoza, hasta que se graduó como maestra en la Escuela Normal de San Luis. “Por amistades de mis padres me vinculé con el Círculo de Poetas”, recuerda la autora que participó en dos antologías editadas por dicha institución. En total, Mirta ha publicado once libros.

“A través del Círculo pude cumplir mi gran sueño de realizar una jornada cultural en Anchorena (2009), donde reuní a los pueblos vecinos y pude presentar un libro. Otro sueño cumplido también fue la fundación de la biblioteca en el hospital (2007). Todo esto me ha permitido cultivar mi espíritu y me da satisfacción”, indica la escritora radicada en el sur provincial que además administra un negocio de limpieza y tiene un vivero.

“La escritura para mí es como un oasis en el desierto, porque con ella descargo todas las emociones y vivencias. Si bien es cierto que el paisaje del sur de San Luis es un poco triste, monótono, también me inspiran las compañías de otras personas, porque aquí la gente es muy solidaria. Y las plantas me ayudan a escribir y a llevar una vida más tranquila”, expresa Mirta que durante la pandemia comenzó a escribir el tomo dos de las memorias de su pueblo.

Merlo

“Conocí Merlo en el año 1986 cuando vine a exponer y vender desde Buenos Aires mis propias artesanías. Soy nacido en San Fernando y, luego de una decena de viajes, tomé la decisión de radicarme definitivamente. Este 10 de mayo pasado se cumplieron treinta años de mi llegada”, cuenta Pedro Spinelli.

“Desde joven siempre tuve presente la idea de alejarme de la ciudad y vivenciar ese contacto natural, a veces crucial para la vida de quien no encaja en muchos lados. Merlo reunía por ese entonces las condiciones que buscaba: un lugar tranquilo y con ganas de crecer. No fue sencillo al comienzo, pero con esfuerzo y solidaridad pude desarrollar mi profesión y otras actividades creativas como la música y el teatro”, reflexiona.

“Escribir desde Merlo, al menos dentro de mi propio laberinto, me permite encontrar varias veces la salida. No siempre es seguro hallar la puerta, pero al menos me da el tiempo para elegir opciones. Muchos creen que con tanta naturaleza dominando el entorno está todo garantizado, que resulta bonito y no hay nada más por hacer, pero cuando nos metemos con temas que hemos ido postergando, los fantasmas también son naturales”, señala el autor que en mayo de este año lanzó su libro digital “Fragilidad de la burbuja”, mediante la Casa del Poeta.

“Me sentí muy pleno y feliz por lo logrado. Agradecido por siempre a Silvia Álvarez, por confiar en mi escritura y a todo el equipo creativo que constituye ediciones Casa del Poeta. Publicar siempre ha sido un tema complejo para escritores no tan conocidos y la labor que lleva adelante este grupo es muy gratificante e incentiva a seguir creando relatos, poesía, cuentos y demás formas de movilizar sentimientos y emociones”, asegura.

“Venía escribiendo desde hace unos años, pero me interesó un taller que inició Silvia Álvarez en Casa del Poeta a comienzos del 2020. Ya todos sabemos lo que pasó después, hubo un parate que invitó a reinventarse. En eso estábamos cuando le consulté a Silvia la posibilidad de tomar clases personales. Y con un gesto muy propio de ella me acompañó a revisar escritos, a crear nuevos.

Después de un año de mucho trabajo tenemos este resultado, ´Fragilidad de la Burbuja´ y dos proyectos más, un libro de poemas terminado y otro con relatos breves. Obviamente que el potro se desbocó y el campo es inmenso para recorrerlo”, dice.

“Además de la escritura, mi otra pasión es el teatro. Ahora estoy en varios  proyectos que irán madurando para ser vistos y disfrutados en el 2022. Algo pendiente es abordar la dramaturgia, como otra forma de expresión”, sostiene.

Al igual que muchos autores provinciales, Pedro encontró un refugio en la escritura durante la pandemia. “Desde su inicio no me ha desacomodado tanto, ya que llevo una vida de puertas adentro. Tuve que postergar ensayos y encuentros como todo el mundo, extremando cuidados y volcando esas vivencias en la escritura. Agradezco y me agradezco la decisión de estar en un entorno natural y bastante alejado del caos. Deseo que esto nos sirva para un replanteo en todos los órdenes, personales y globales. Si desaprovecháramos esta oportunidad, el reinicio del juego tendrá sus costos”, subraya.

Justo Daract

Aunque aún no publica un libro, Maura Ávila amasó ese sueño durante el confinamiento y ahora ansía cumplirlo. “En tiempos de pandemia me gustó profundizar en la lectura y tomar apuntes de mis libros preferidos, muchos adquiridos en forma virtual. Durante el encierro fue un tiempo de introspección, de guardarse y ver qué pasaba en el mundo, pero principalmente observar el devenir de la vida cotidiana, donde importa el presente y le quitás menos ansiedad a lo que va a venir”, comparte.

Maura Susana Ávila nació el 08 de marzo de 1971 en Justo Daract. “Estudié en la Escuela de Comercio teniente Manuel Félix Origone. Hice mi primer programa de radio a los 16 en mi ciudad. Seguí mis estudios en Buenos Aires en la Congregación Salesiana de la obra de Don Bosco hasta que me recibí de locutora de radio y TV”, se presenta. “Desde la adolescencia me dediqué a la radio, salvo los últimos quince años que me vine a vivir a Villa Mercedes”, señala.

“Viajo en tren desde los tres meses de vida. Desde ese momento fui pasajera a bordo del Zonda, de la línea San Martín, que hacía su recorrido desde Buenos Aires hasta San Juan. Mi madre se dedicaba a la peluquería y mi padre era ferroviario con turnos rotativos, ya que era mecánico en diesel, arreglaba las locomotoras. Mientras yo estudiaba en Buenos Aires, con pase libre en el tren, paralelamente trabajé en el Congreso Nacional donde estuve acreditada como periodista en Diputados”, recuerda con emoción.

“Hay muchas anécdotas alrededor del ferrocarril. Una de las que siempre cuenta mi madre es que un domingo temprano aparecí yo en el tren sólo para almorzar en familia y a la noche regresé a Buenos Aires. La estación de Daract era para mí fabulosa, muy familiar, como una segunda casa, ya que varias veces acompañé a mi papá no sólo a trabajar sino a percibir sus haberes en el coche pagador, que era una unidad ferroviaria adaptada. Ese día había una algarabía total, negocios florecientes y tiendas, bares, restaurantes y hoteles llenos”, detalla Maura quien además editó la revista El Ombú y condujo el programa televisivo local “De cara al futuro”.

“Me gustaría escribir sobre el tren y sus múltiples beneficios alrededor de los pueblos, acompañar con fotografías que guardo y su paso por Justo Daract. Hasta Alejandro Dolina mencionó nuestra estación ferroviaria en uno de sus noctámbulos encuentros radiales”, afirma Maura quien es docente de Lengua y secretaria en la Escuela Técnica N°19 de Villa Mercedes.

Desde Catamarca a San Luis

“Primero vine a pasear a San Luis y luego el destino me abrió puertas artísticas, laborales y sentimentales. Cuando llegué me encontré con una provincia hermosa no sólo geográficamente sino también culturalmente. Hay varios movimientos que luchan por el arte y de manera independiente, no es fácil sostener eso sobre todo en estos tiempos difíciles. Veo mucha juventud creando y eso le da una fuerza mágica a San Luis”, expresa el autor nacido en Catamarca, Daniel Álvarez quien hace cuatro años vive en la ciudad de San Luis.

“En Catamarca es muy telúrica la poesía y en narrativa se han planteado algunas cuestiones más alejadas de lo rural. Pero allá se está sosteniendo una lucha contra los proyectos que atentan contra la naturaleza, y se usa la literatura como forma de resistencia. La poesía de Catamarca en los últimos años se alejó de la temática tradicional o folklórica y se están viendo los resurgimientos de varias editoriales locales. Veo que hay mucha coincidencia con la literatura de San Luis, sobre todo cuando se habla de la naturaleza”, compara Daniel que es profesor en la escuela Marie Curie. “Sería importante recuperar algunos lugares, reactivar las ferias de libros, hay que tejer redes con otras provincias para difundir lo que se produce en la región”, propone.

“Para escribir poesía me inspira mucho caminar por el campo de San Luis. Para la narrativa me gusta conocer las historias de los barrios y los parajes. En la ciudad, en cambio, disfruto experimentar creativamente, salir de la zona de confort, probar otros lugares desde donde escribir, generar nuevos temas. San Francisco me inspira muchísimo cada vez que voy, y me genera nuevas sensaciones, igual que Cruz de Piedra y Merlo”, comparte.

“Para este año me gustaría terminar de corregir algunos poemas y cuentos para comenzar a buscar editoriales. El proyecto más importante de mi vida es escribir, leer y aprender mucho, esos son mis puntos cardinales”, agrega Álvarez que publicó “Pueblo y rebelión”, “Vuelo onírico”, “Sueños encajonados”, “Pájaros de aguardiente”, “La fama de Edward Arparigowsky”, “Transeúntes” y “La desnudez del oasis”.