Expresiones de la Aldea, La Aldea y el Mundo

Los cielos

Ariel Esteban Párraga (*)

La bandada invisible planea de espaldas a un campo de estrellas que ignoran su suerte. Ellas no navegan con las bitácoras de mi proeza, escocidas por las nobles criaturas que malograron las vivencias. Tampoco se contemplan con la guía de mapas señuelos, cuando se sustentan al suelo, con el fuego del porvenir.

Ellas sólo vuelan con las cartas de mi destino, abarrotadas por la palabra austera, que amenaza inverosímil. Torpes, arrebatadas, se cuentan sin números, (y aun así se sostienen).

Ellas flotan encubiertas en poemas de prosa elegante, harto indecibles, que aterrizan de costado por el rabillo de tu mentira. Sobre tu boca, consagrada en un puñal.

Las constelaciones no les sonríen. No les deben pasiones con signos de brillos. Ellas atraviesan en la noche sobre el lomo de un espectro, (alucinógeno de tu ofrenda); y en donde imagino cómo lloran, de esos cuerpos (que nunca puedo ver), la canción de una sola voz que pareció decir mi nombre.

Y mis ojos abiertos, que no encuentran terreno donde volverse ciegos, sereno los cubro con el manto del dolor por soñarlos cerrados; y por eso pienso: “Negra es la noche, blancas habrán sido… las estrellas”. Es entonces que escucho el canto de las aves, en respuesta.

La Osa Menor les contará un cuento de una hermana mayor. La Cruz del Sur les adivinará su norte. Y sin más esperanzas sobre esta espalda torcida, que se hunde en el césped prolijo de una primavera sin invitación, constriño mi pecho sobre este suelo viejo, y al fin cierro los ojos. Luego despunto la vista hacia la nada, luego hacia adentro, y les invento cielos.

(*) Este texto del autor de Villa María, Córdoba, fue premiado como Destacado, y conforma parte del libro: Antología Prosa Poética Homenaje a Raquel Weinstock. Su versión digital está disponible en: