PARA VOS
Virginia María Amado (*)
He visto a una persona. A veces he podido ver dentro de él.
Se muestra como un animal taciturno y sin embargo es un hombre. Es dureza y es ternura.
Es hiriente y es herida. Simpleza y complejidad. Cansancio y creación. Inocencia y melancolía. Barrilete y barco encallado.
Música y silencio… Guarda amores, tanto como resentimientos que le duelen en la mirada y en el alma. Furia y delicadeza. Es de sombras y es de luz. Apenas todo eso casi igual, casi diferente, casi desconocido. Y es lo mismo.
Solemos encontrar afinidad en las carencias, en las cicatrices, en algunos miedos y en la soledad. Desventuras en las manos que se juegan a ganar y a perder cada día. Aventuras en las letras: poesía fantástica que nace en lo cotidiano y llega al cielo. O viene desde muy hondo y lejano y se recuesta ahí nomás, en su ventana.
Mensajes cifrados. Derecho y revés que se abisma entretejiendo realidad y artificio. Entre los ríos metafísicos de Cortázar, su música sentida y el más puro amor a hijos y nietos.
Que no se pierde, solo se lentifica, pero sale en cada verso, en cada nota: azul, verdemar, gris, negro o blanco. Poeta de los colores, abanico de arte desplegado según venga la vida.
(*) Este texto de la autora de La Plata, Buenos Aires, obtuvo mención destacada, y conforma parte del libro: Antología Prosa Poética Homenaje a Raquel Weinstock.
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